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Reportaje:Aulas

Marruecos tiende un puente educativo

La Fundación Hassan II crea un programa para enseñar lengua y cultura árabes a los hijos de inmigrantes en Andalucía

El curso pasado, una treintena de profesores marroquíes, contratados por la Fundación Hassan II, llegaron a España gracias a un convenio entre la fundación y el Gobierno español para dar clase de lengua árabe y cultura marroquí a alumnos inmigrantes o españoles en los distintos centros escolares.

La profesora Touria Eh Akrami formó parte del grupo y este año continúa dando clases en Sevilla. El curso pasado, la capital andaluza contaba con dos docentes aunque la mayor presencia de marroquíes en Talayuela (Cáceres) ha provocado que Akrami se quede sola al frente de los escolares sevillanos. La profesora marroquí se desplaza por las tardes a diferentes centros de la capital y de los municipios cercanos para enseñar lengua árabe y cultura marroquí a unos 50 alumnos.

El pasado martes por la tarde, 20 alumnos aprendían el abecedario árabe en el colegio San José Obrero de Sevilla durante dos horas. Los había de todas las edades aunque la idea en un futuro es separarlos en dos grupos. Disciplinados y atentos, los alumnos contestaban a la profesora en árabe aunque discutían entre ellos en español. La mayoría son españoles aunque uno o los dos progenitores son de otra nacionalidad y estas clases les permiten conocer la cultura de sus mayores, integrarse más al ver a otros niños de su mismo país y compartir las experiencias que viven en casa.

Uno de los alumnos, Zakarias, de ocho años, contaba que había nacido en Sevilla y aunque "sabía más español", sus padres no querían que olvidase las raíces de su país, Marruecos.

"No se puede separar la religión de la cultura árabe. También les enseño las costumbres del país y la religión musulmana", explicó Akrami.

En la clase los niños de padres españoles, argelinos, marroquíes y paquistaníes, se afanaban en recitar el abecedario, los números y escribir su nombre en árabe. Mohammed, de nueve años, contaba que sus padres habían nacido en Tánger aunque él en Sevilla y estudiaba en el colegio San José Obrero. En este mismo colegio es dónde recibe una tarde a la semana las clases de árabe junto a compañeros de otros centros escolares.

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Las clases están abiertas a todos y por eso una de las alumnas, con velo, acude con sus dos hijos. Con acento sevillano, la mujer contó que aunque había nacido en Utrera (Sevilla), hace diez años se había casado con un marroquí y se había convertido al Islam hace ocho años. "Yo soy sevillana de toda la vida, acompaño a mis hijos, de 4 y 7 años a clase, y también aprovecho para aprender árabe. No estudio ni trabajo, me ocupo de mis hijos", explicó sonriente Nora, antes Susana. "Nora quiere decir luz en árabe", añade. Está casada con un educador social marroquí que trabaja en un centro de menores en Sevilla y explica que no le ha sido difícil integrarse a la cultura del país de su marido y que "cada vez hay más matrimonios mixtos".

El resto de los alumnos contaban que compaginan bien la cultura española y la de su país de origen y que no han tenido ningún problema con sus compañeros. "Lo ideal sería que las clases fueran por la mañana y que no fuera una actividad extraescolar sino algo integrado en la educación, muchos de los alumnos vienen al colegio desde muy lejos", explicó Akrami. La profesora no es sólo un puente entre culturas, también entre la administración y las familias que no saben español y que acuden a ella para solucionar los problemas y hacer más fácil su integración en España.

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