Zapatero, en el Senado
Rodríguez Zapatero acudió ayer al Senado para someterse por vez primera en esa Cámara a una sesión de control, gesto sin precedentes que está en sintonía con los propósitos de revitalizar y reformar la Cámara alta expresados por el PSOE en el programa que le dio el triunfo el pasado marzo. No era, pues, una simple visita de cortesía, sino un acto que se inscribió, incluso por la naturaleza de algunos de los temas tratados (los conceptos de "nación" y "nacionalidades"), en el debate sobre el futuro de esa institución.
El presidente explicó su idea de España como realidad política. Zapatero pidió al PP que abandone el fundamentalismo cuando habla de nación y dijo que la Constitución trata ese concepto como "categoría innovadora para buscar un lugar de encuentro y un proyecto común de convivencia". Es un gesto significativo, justo cuando se están estudiando las modificaciones necesarias para convertir al Senado en cámara de representación autonómica. Con la reforma del Senado y con la conferencia de presidentes, el Estado debería ganar en cohesión, en interrelación entre las autonomías y en visibilidad de los problemas territoriales.
Zapatero hizo un esfuerzo para desacralizar la retórica nacionalista y huir del lenguaje grandilocuente. Por importantes que sean los cosas simbólicas, es bueno quitar hierro a conceptos como nación o nacionalidades. No tiene sentido que los dos principales partidos españoles peleen por demostrar quién es más nacionalista. No es usual en los países de nuestro entorno que se ponga en duda la lealtad de sus adversarios a los intereses nacionales. La pluralidad de España es un hecho innegable y, si se quiere mejorar su articulación política, tiene que ser desde una visión basada en las razones y no en los sentimientos. Jugar a la sobreactuación identitaria sólo puede conducir a enfrentamientos. Sería muy sano que los dos partidos de implantación en toda España predicaran con el ejemplo.
Zapatero se ha autoimpuesto esta tarea desmitificadora. Si el talante es algo más que un eslogan, es éste un terreno adecuado para demostrarlo. Desde la reflexión serena tendrá mucha más autoridad que desde el ruido identitario a la hora de responder a propuestas que quieran romper el marco de lo institucionalmente compartido. Las leyes siempre acaban evolucionando para adaptarse a la realidad social. En la medida en que la España plural es un hecho, el PP no podrá aguantar indefinidamente una lectura restrictiva de ella. Con la presencia de Zapatero, el Senado estaba en cierto modo anunciando su futuro.
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