Irán no logra satisfacer las exigencias europeas sobre la suspensión de su programa nuclear
Teherán se arriesga a que el Consejo de Seguridad de la ONU le imponga sanciones
Las negociaciones entre las autoridades iraníes y los representantes de Francia, Reino Unido y Alemania sobre el programa nuclear iraní celebradas ayer en Teherán terminaron sin que el Gobierno iraní diera una respuesta clara y definitiva la demanda europea para la congelación de dicho planes, aseguró anoche un diplomático europeo que habló bajo la condición del anonimato. Los europeos quieren que Teherán suspenda de forma definitiva sus actividades de enriquecimiento de uranio, susceptible de ser utilizado en la fabricación de armas nucleares.
El diplomático declinó comentar los términos de la respuesta iraní, que estaba ahora siendo estudiada por los Gobiernos de los tres países europeos implicados. No obstante, añadió que la respuesta iraní "no era demasiado decepcionante". Horas antes, Hossein Musavian, secretario del Comité de Política Exterior del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, había afirmado sentirse "optimista" sobre un próximo acuerdo.
Los negociadores iraníes se entrevistaron ayer con los embajadores de Alemania, Francia y Reino Unido para indicarles si Irán aceptaba o no suspender el enriquecimiento de uranio, y bajo qué condiciones. Los países europeos ofrecen a los iraníes suministrarle tecnología nuclear de uso civil y ampliar los intercambios comerciales entre Teherán y la UE a cambio del cese de sus actividades atómicas.
Europeos e iraníes alcanzaron un principio de acuerdo el pasado fin de semana en París, del que no han transcendido detalles concretos. Los iraníes han estado presionando por obtener contrapartidas tangibles y no sólo promesas sobre "futuras zanahorias", en palabras de un diplomático europeo. Algunas empresas de Francia y Alemania han advertido a sus Gobiernos que no están interesados en suministrar tecnología atómica a Irán si eso puede dañar sus negocios en Estados Unidos.
El acuerdo perfilado entre Irán y la UE es similar al trato que EE UU alcanzó con Corea del Norte en la primera mitad de los años noventa. EE UU suministró tecnología atómica de uso civil y, a cambio, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) supervisaba la congelación del programa nuclear norcoreano. Pyongyang rompió el acuerdo años después.
La oferta europea pretende evitar que el OIEA, que se reúne en Viena el próximo día 25, transfiera el contencioso iraní al Consejo de Seguridad de la ONU, como quiere EE UU, con el fin de imponer sanciones a Teherán. Una de las cuestiones esenciales es saber la duración de la suspensión del enriquecimiento de uranio. Los europeos quieren que sea permanente, lo que rechazan los iraníes. Teherán ha insistido en que sólo pretende utilizar la energía atómica para usos civiles y pacíficos como la generación de electricidad.
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