La esposa del 'rais', Suha, controla los partes médicos

El estado de salud de Yasir Arafat "no ha evolucionado" desde el viernes, día en que se hizo público el último parte médico, según el lacónico comentario realizado ayer por el general Christian Estripeau, portavoz del Servicio de Salud de los Ejércitos franceses. El militar mencionó, una vez más, que su actuación se realiza de acuerdo con "la línea de conducta" deseada por Suha Arafat, la esposa del presidente palestino.

El ministro de Exteriores de Francia, Michel Barnier, afirmó que Arafat "vive" y que su "estado de salud es muy complejo" y "grave". Por su parte, un alto mando de la policía israelí afirmó anoche a la edición digital de un diario israelí que Arafat será desconectado de las máquinas que lo mantienen con vida el martes y que enterrado el fin de semana.

La insistencia de los médicos en destacar que la información depende de la mujer del rais puede revelar la impaciencia del Gobierno de París en resolver de una vez la situación. Formalmente, las autoridades francesas alegan el derecho de la esposa como razón de su propia opacidad, escudándose en que la ley reserva al paciente el derecho de levantar el secreto médico sobre su estado, y si se encuentra incapacitado, este derecho corresponde al familiar más próximo, es decir su esposa.

Leer entrelíneas

Hay que leer entre líneas las gotas de la información oficial francesa para considerar plenamente confirmado que el estado de Arafat no ha cambiado en absoluto desde el jueves, día en el que fuentes oficiosas afirmaron que había caído en un coma profundo.

Los rumores de que Arafat ha sido envenenado son de imposible confirmación. Una "fuente palestina" anónima dijo ayer a Reuters que el hígado no le funciona: "El organismo de Yasir Arafat está invadido por una sustancia tóxica que afecta a sus órganos, uno después de otro. En la mayoría de los casos, esto conduce a la muerte". La misma fuente apuntó que el rais podría ser trasladado a El Cairo.

Abu Rudeina, uno de los consejeros de Arafat, dijo cuando salía del hospital en la madrugada del domingo que el veterano dirigente "no está en coma". Las autoridades francesas han rehusado todo comentario sobre estas especulaciones, refugiándose en su única verdad: que nada ha cambiado, ni para bien ni para mal.