El Gobierno israelí se niega a que Arafat sea sepultado en Jerusalén
El Ejército y la policía se encuentran en alerta máxima en previsión de incidentes
Como si fuera su último combate, israelíes y palestinos se han enzarzado en una polémica sobre el lugar donde debe ser enterrado Arafat. Mientras la Autoridad Nacional Palestina reivindica la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén, el Gobierno de Ariel Sharon se niega y señala cualquier cementerio de Gaza. El ministro de Defensa de Israel, Saul Mofaz, ha puesto al Ejército y la policía en alerta ante un eventual estallido violento en caso de fallecimiento.
La operación de seguridad israelí incluye la posibilidad de un blindaje de la ciudad
El ministro de Exteriores israelí afirma que el lugar adecuado es Gaza
"Mientras yo sea jefe de Gobierno, Arafat no será enterrado en Jerusalén", ha asegurado el primer ministro israelí, Ariel Sharon, zanjando de un plumazo las reivindicaciones y expectativas de los líderes políticos palestinos, que reclamaban que el presidente Yasir Arafat fuera enterrado en la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar santo del islam tras Meca y Medina en Arabia Saudí. Sharon se ha negado a la petición por razones religiosas y políticas.
El entierro de Arafat en la Explanada reforzaría las reivindicaciones de la comunidad musulmana sobre este lugar en detrimento de las expectativas de los fieles judíos, que consideran que el enclave forma parte de su herencia religiosa, ya que en ella se encuentran los cimientos del Templo de Salomón. La negativa del primer ministro trata de impedir que se repitan las manifestaciones de duelo musulmán, como las que recorrieron la ciudad de Jerusalén en mayo de 2001, cuando se enterró en este lugar a Faisal Husseini, el ex ministro del Gabinete de Arafat y miembro de la aristocracia local.
Ayer, mientras el debate entre israelíes y palestinos subía de tono, se empezaron a insinuar emplazamientos alternativos, entre ellos el cementerio del barrio árabe de Abu Dis, situado al este de Jerusalén. Desde este lugar se pueden ver las mezquitas de la Explanada, dividida hoy por el muro de separación y donde se encuentra la Universidad de Al Qods, la residencia del primer ministro, Abu Alá, y la sede nunca estrenada del Parlamento palestino.
Se barajó también la posibilidad de un entierro en una parcela de terreno que la familia de Arafat, oriunda de Jerusalén, posee en el Monte de los Olivos, pero se descartó la idea al conocerse que recientemente había sido confiscada por el Ejército israelí.
La última voz ha sido la del ministro de Exteriores israelí, Silvan Shalom, quien ha asegurado en unas declaraciones a la prensa que el lugar adecuado para enterrar a Arafat es Gaza, sin duda el cementerio del barrio del Jeque Raduan, donde han sido sepultados en los últimos meses los restos de los grandes líderes de Hamás, el jeque Ahmed Yasin y el responsable de la organización política, Abdelatif Rantisi, ambos muertos en operaciones del Ejército israelí.
En este mismo cementerio fue enterrada en diciembre de 1999 la hermana mayor de Arafat, Iman, que murió a los 80 años. El lugar idóneo sería el Cementerio de los Mártires, pero por su ubicación, situado entre el campo de refugiados de Yabalia y la frontera israelí, es un lugar demasiado expuesto como para concentrar un duelo y millares de manifestantes.
"La familia de Arafat es originaria de la franja de Gaza, donde su padre, su hermana y otro de sus hermanos fueron enterrados", ha insistido el jefe de la diplomacia israelí, aventurando de esta manera la posibilidad de que efectivamente el presidente palestino fuera enterrado en Gaza.
Mientras tanto, el ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, ha puesto al Ejército y la policía en estado de alerta máxima en prevención de incidentes y con la intención de impedir que los palestinos entierren a Arafat en la Explanada de las Mezquitas, vulnerando así todas las prohibiciones y aprovechando la festividad del viernes, que en este mes de Ramadán suele congregar a millares de fieles en torno a la Mezquita de Al Aqsa.
La operación de seguridad, bautizada con el nombre de Gran Chaparrón u Hoja Nueva, según unas u otras fuentes, contempla la posibilidad de blindar Jerusalén, cortar accesos, pero además la de irrumpir y ocupar la capital de Ramala, donde los israelíes esperan manifestaciones que podrían derivar en enfrentamientos.
El general Yosef Kuperwasser, responsable de los servicios secretos del Ejército israelí, descarta que vayan a producirse desmanes importantes y mucho menos que su muerte pueda ocasionar una guerra civil entre facciones palestinas, según se desprende de un informe confidencial entregado a la Comisión de Seguridad y exterior del Parlamento.
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