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Reportaje:

Pasiones de papel

El VIII Salón del Libro Antiguo acoge hasta el próximo sábado los tesoros bibliográficos más raros, curiosos y valiosos

J. A. Aunión

En la interminable rueda del libro antiguo hay dos actores que hacen posible que este objeto perdure a través del tiempo. Uno es el amante del objeto contenedor de ideas a través de letras y dibujos. El otro, el mercader que lo valora, lo muestra y lo mantiene con vida. Ambos actores vuelven a entrar en contacto una vez más en el VIII Salón del Libro Antiguo, inaugurado ayer en el hotel Reina Victoria (plaza de Santa Ana, 14), y que permanecerá abierto al público hasta el próximo sábado.

Organizado por el Gremio Madrileño de Comerciantes de Libros Usados, esta edición cuenta con la participación de más de 30 libreros de toda España, Europa y América. Las joyas bibliográficas que se pueden encontrar en los distintos puestos van desde una edición milanesa de 1617 de Las novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes, hasta un atlas de Ortelius del siglo XVI, con dibujos originales realizados a mano directamente sobre el papel, pasando por una carta manuscrita de Napoleón Bonaparte a Carlos IV en la que se habla de un tratado secreto entre Napoleón y el rey español por el que la corona recibiría un pago de 22 millones de francos a cambio de algún tipo de cesión de derechos.

En definitiva, "los más raros, curiosos y valiosos ejemplares" se expondrán en los salones del hotel durante los cuatro días que dura el salón, en palabras del escritor Andrés Trapiello, que se encargó de la lectura del pregón inaugural, como ya hiciera hace dos años en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión que se celebra en el paseo de Recoletos. Efectivamente, quienes se acerquen al salón en busca de los libros más valiosos, y caros, los encontrarán. Pero también se pueden descubrir ejemplares "muy buenos y muy curiosos, pero más baratos", insiste Fernando Contreras, uno de los organizadores del evento. El abanico de precios va desde los 60 euros hasta más de 12.000. Todo depende de lo que se busque y del dinero del que se disponga.

Y los criterios del público para seleccionar una u otra obra son tan variados como los compradores. "Hay quien se guía por la encuadernación, o por el impresor", explica Contreras, aunque sin olvidar el contenido y siempre con el denominador común en todos los bibliófilos de una pasión por el libro como "un objeto artístico". Algunas de las materias de más éxito son los ejemplares de ciencia o de viajes. Un buen ejemplo de los primeros es una edición de 1913 de la obra de Santiago Ramón y Cajal Reglas y consejos sobre investigación biológica. "Un libro básico para los investigadores", señala el librero mientras muestra el precio: 220 euros. Y para los amantes de los libros de viaje, otra joya como ejemplo: Viaje por el mundo, de Carreri y Francesco, en edición napolitana de 1731. En este caso, el precio reserva su compra para los muy apasionados por el tema.

Las curiosidades se suceden a cada paso por la feria, como las cartas manuscritas de una librería de Ginebra entre las que se cuentan una epístola autógrafa de Carlos I, en la que el monarca aprueba un gasto para pagar a las tropas de Flandes. Pero no todo es tan antiguo; otra librería, por ejemplo, está especializada en primeras ediciones de autores del siglo XX. Y muchas veces estos libros pueden ser más caros que los más viejos. Como los ejemplares de poesía, cuyas tiradas eran muy pequeñas y ahora alcanzan una gran cotización. Un ejemplo: una primera edición de Federico García Lorca puede llegar a costar 6.000 euros.

La calidad de la muestra viene demostrada porque cada año desde la Biblioteca Nacional se interesan por sus obras, habiendo llegado a adquirir algunas. Fue precisamente la directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regàs, quien declaró inaugurada ayer esta octava edición del Salón del Libro Antiguo. Lo hizo tras la lectura del pregón por parte de Andrés Trapiello y del anuncio del concurso de encuadernación, organizado también por el Gremio de Comerciantes del Libros Usados, en colaboración con la Asociación para el Fomento de la Encuadernación de Arte. El concurso consistirá este año en encuadernar una edición facsímil de Las mujeres de Cervantes en Don Quijote de La Mancha, de José Sánchez Rojas. En la próxima edición del salón se expondrán las obras participantes en el certamen y se entregarán los premios.

VIII Salón del Libro Antiguo. Hasta el 6 de noviembre en el hotel Reina Victoria (plaza de Santa Ana, 14). Entrada gratuita.

Cervantes, bibliófilo

El escritor Andrés Trapiello fue el encargado de dar el pregón de inauguración del VIII Salón del Libro Antiguo. Lo hizo con un texto que recordó una subasta de las pertenencias de un bibliófilo en Sevilla, en el año 1589, en la que Miguel de Cervantes, autor de El Quijote, compró "cinco curiosos librillos en francés" que le costaron una auténtica fortuna para la época, 70 veces el precio por el que se vendieron los primeros ejemplares de El Quijote.

Aunque se ha especulado sobre el tema, nada se sabe sobre el autor o autores de las cinco obras, ni si el genial escritor los compró, gastando esa enorme suma que "excedía el rescate que se pagó por él cuando estuvo cautivo en tierras turcas", para él o para otra persona.

Trapiello especuló en su discurso sobre los motivos que impulsaron a Cervantes a encontrarse aquel día de de 1859 en Sevilla "entre la tropa de chiflados y extravagantes criaturas" amantes de los libros antiguos y raros, para realizar aquella compra. "Queremos creer", aseguró Trapiello, que Cervantes "deseaba" buscar su felicidad en esos libros, leyéndolos en la "libertad de su soledad" por los caminos que recorría como recaudador de impuestos.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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