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Entrevista:EMILIO GUEVARA | Negociador del Estatuto por el PNV y ex diputado general de Álava | 25º ANIVERSARIO DE LOS ESTATUTOS DE EUSKADI Y CATALUÑA

"El problema no es del Estatuto, es del PNV"

Emilio Guevara Saleta (Vitoria-Gasteiz, 1941) ha vuelto a la arena política cuando otros coetáneos se preparan ya para la jubilación. Abogado de prestigio, fue el primer diputado general de Álava tras la recuperación de la democracia y negociador del Estatuto de Gernika y del Concierto Económico vasco con el PNV, partido del que fue expulsado en 2002 por cuestionar la deriva soberanista plasmada en el Pacto de Lizarra. Con este bagaje a sus espaldas defiende la idoneidad del Estatuto frente al "camino sin salida" del plan Ibarretxe y ha aceptado el encargo del PSE de coordinar una propuesta de reforma del texto de Gernika.

Pregunta. Hace año y medio fue como independiente en las listas del PSE a las Juntas Generales (Parlamento provincial) en solidaridad con los partidos amenazados por ETA. Ahora ha dado el salto cualitativo de aceptar encabezar la candidatura en Álava para las próximas autonómicas.

"Lo más inaudito es que la labor de desprestigio del Estatuto se ha hecho desde las instituciones y con los medios y recursos que emanan de él"
"El nacionalismo dice que se ha incumplido el Estatuto, pero más del 90% de los impuestos que pagamos los vascos se queda en Euskadi"
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Respuesta. Efectivamente, es un salto. Lo que entonces era fundamentalmente un acto de apoyo al Partido Socialista, en un contexto de acoso terrorista,ahora adquiere un sentido más profundo. Creo que en este país hace falta una alternativa seria, porque la política que se está haciendo a partir de Lizarra y desde que el señor Ibarretxe es lehendakari nos está conduciendo a un callejón sin salida, a crear fronteras de todo tipo entre nosotros, a la exclusión de una parte importante del pueblo vasco. Y esto tiene que acabar. Después de 25 años, hay que hacer otra política, se necesita que el PNV pase a la oposición.

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P. ¿Y qué le hace pensar que la alternancia que no fue posible en 2001 lo será en 2005?

R. Las cosas pueden tardar más o menos, pero al final se producen. No me gusta hacer voluntarismo, pero sí creo que mucha gente que empieza a percibir que vamos por mal camino, que empieza a estar hastiada. Va a depender de que seamos capaces de transmitir que no se trata de ir contra el otro bloque, ni de rebajar las señas de identidad de Euskadi, sino de restablecer acuerdos básicos en los que todos podamos sentirnos cómodos. Se trata también de explicar que un país no puede estar cada 20 años poniendo en cuestión su marco de convivencia.

P. ¿Qué es lo que más le molesta del plan Ibarretxe?

R. Que el lehendakari y su Gobierno estén utilizando la legitimidad que emana del propio Estatuto para deslegitimarlo y para, a partir de él (pero sin renunciar a las prerrogativas que le asegura), imponer un proyecto rupturista a una parte sustancial, por no decir la mitad, de la sociedad vasca.

P. Usted tiene el "honor" de ser el último expulsado del PNV. ¿Por qué no optó por irse al ver que su partido giraba hacia posturas alejadas de sus convicciones?.

R. Quería dar la batalla dentro y constatar si en el PNV era posible defender entonces las mismas ideas que en 1978 y 1979 se defendía con todo entusiasmo desde la dirección. En este sentido, no me podrán reprochar nada. Fue el PNV el que me echó por escribir en el diario oficial del partido un artículo crítico con la línea oficial.

P. Admitirá que invitar a la militancia peneuvista a que reflexionara sobre el motín del Caine sonaba a provocación.

R. Que se presentara el artículo como una invitación a la rebelión refleja la falta de cultura cinematográfica de la dirección del partido. En el motín del Caine lo que hubo fue un relevo del comandante de acuerdo con las ordenanzas, porque sus subordinados consideraron que había perdido la cabeza.

P. En cualquier caso, ¿no le parece un salto demasiado grande pasar de duro negociador del Estatuto con el PNV a elaborar una propuesta de reforma por encargo del PSE?

R. Esto tendría que llevar a muchos a la reflexión de qué ha podido pasar para que un nacionalista como yo reciba ese encargo del PSE y no del PNV. No me fijo en quién me lo pide, sino en qué me piden.

P. ¿Y qué conclusiones saca de su revisión del texto estatutario?

R. Que el Estatuto que tenemos, sobre todo con lo que supone el Concierto Económico, es muy, muy amplio. Y que, a pesar de todas las sombras del proceso autonómico, está siendo cumplido y tiene vigencia en una gran parte de sus previsiones.

P. ¿Cómo se explica el desafecto sobrevenido en su ex partido hacia un Estatuto que contribuyó decisivamente a conseguir?

R. Si la dirección del PNV, en un giro estratégico respecto a 1978, y en virtud de unas conversaciones con ETA, asume como propios los postulados tradicionales de la izquierda abertzale, es lógico que para justificar la necesidad de un nuevo marco tenga que dedicarse a desprestigiar el que tiene. Además le sale gratis, porque se declara muerto el Estatuto pero no se parte de cero, sino que se mantiene todo lo que el Estatuto te ha dado. Lo más inaudito es que esa labor de desprestigio se ha hecho desde las instituciones.

Emilio Guevara, en su despacho de Vitoria.
Emilio Guevara, en su despacho de Vitoria.PRADIP J. PHANSE

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