Jean Daniel anima a mantener la lucidez y a actuar "como si hubiera futuro"

Abrió el fuego Jean Daniel, periodista y escritor francés, judío y argelino, a quien no se le notaron nada ayer sus 84 años. Dio un curso de agudeza y frescura en el diálogo que mantuvo con la prensa, en el que el fundador de Le Nouvel Observateur animó a los ciudadanos a ser lúcidos, no pecar de angelicales y no caer en la desesperanza. Cuarenta y cinco minutos le bastaron a Daniel para trazar un itinerario de sus grandes inquietudes intelectuales y políticas y ofrecer su visión global y siempre atenta de un mundo en crisis. El periodista no rehuyó ningún asunto, desde la necesidad de un periodismo independiente, crítico y sometido al escrutinio del lector, hasta la revolución feminista ("lo único salvable en un siglo monstruoso, más importante que cuatro o cinco revoluciones industriales juntas"), pasando por las próximas elecciones presidenciales de EE UU.

"Nunca antes unas elecciones (las de EE UU) habían ocupado tanto nuestras mentes"

"Kerry no me parece ningún genio, pero para lo que hay que hacer a partir del 4 o del 5 de noviembre nadie está peor preparado que Bush", disparó el autor de La era de las rupturas (1979). "Esta vez asistimos a un fenómeno nuevo: nunca antes unas elecciones en un país extranjero habían ocupado tanto nuestras mentes. En Roma, París o Madrid se sabe que lo que se juega allí es más importante que cualquier asunto de política interior".

El oficio del periodista y la función de la prensa también estuvieron presentes en las reflexiones de Daniel. "Muchas veces el periodismo se apoya más en lo verosímil que en la verdad", afirmó al contestar una pregunta sobre la actuación y el tratamiento de los medios españoles en el atentado del 11-M y la hipótesis de ETA como autora de los atentados. "La prensa española se manejó dentro de lo verosímil hasta que llegó la verdad", sostuvo.

Daniel se mostró partidario del ingreso de Turquía en la UE ("para ver en qué se transforma un país musulmán al hacerse europeo") y se manifestó con su habitual valentía sobre la Constitución de los Veinticinco ("si uno tiene el valor de leer las 400 páginas se da cuenta de que no colma la expectativas; pero si no se aprueba sería muy grave y por eso pediré que se vote por el sí") y el conflicto palestino-israelí: "Sobre ese tema soy de un pesimismo negro e indeleble. No creo que el conflicto tenga solución. Mientras no haya una intervención extranjera deseada por las alas izquierdistas de ambos pueblos, nos mantendremos en el orden de lo trágico".

Para evitar eso, Daniel reivindicó una moral personal basada en "hacer como si": "No debemos perder las esperanzas. Debemos actuar como si las cosas fueran posibles, como si fuésemos inmortales, como si hubiera soluciones para Europa y su Constitución, como si China no fuese a ser el país más poderoso del mundo en poco tiempo. Y en ese sentido me gustaría mucho pensar que la prensa escrita es realmente una referencia intelectual".

El escritor italiano Claudio Magris, que se definió como un "copista de la realidad", recordó en tres oportunidades con emoción a la escritora Marisa Madieri, su esposa durante 30 años, fallecida en 1996 ("era la primera en leer mis libros"), y describió su relación con España como "una fiesta" ("nunca me he sentido malentendido aquí, como me ha sucedido en otros contextos culturales"). En un mundo "de cambios permanentes", abogó, además, por superar el miedo a la noción de frontera: "Es un concepto necesario, pero creo que toda frontera debe ser vista como flexible. Puede ser entendida como encuentro fecundo o como cerrazón infernal. Idolatrarlas, en todo caso, siempre trae sangre".

Ferviente partidario de la Europa de los 25 ("estoy por el sí a la Constitución porque creo que la política se hace también con pequeños compromisos"), el autor de El Danubio adelantó con cuentagotas los temas del discurso que pronunciará mañana en la ceremonia de entrega de los premios. "Trataré de explicar lo que significa para un escritor tener que rendir cuentas ante sí mismo frente a un premio como éste y de resumir mi visión de Europa y mi forma de entender la relación entre escritura y vida. Para mí, escribir es vivir". La literatura, ha sostenido Magris en innumerables ocasiones, ayuda a comprender mejor qué y quiénes somos. "Creo que el Quijote, por ejemplo, es uno de los 5 o 6 libros que uno relee y siempre ofrece nuevas verdades; un libro en el cual uno puede aventurarse y comprender la permanente transformación del mundo y la enorme mezcla del bien y del mal en la cual vivimos. Un libro que recupera el sentido de la vida y de la poesía perdidos".