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Reportaje:

Aguas rojas en Zumaia

El Ayuntamiento debate mañana el posible cierre cautelar de Galvanizados Olaizola por vertidos tóxicos

El pasado viernes pintó gris y lluvioso. Por eso, algún que otro vecino de Zumaia dudó en un principio al ver el extraño color rojizo que llevaban la regata Narrondo y el río Urola a su paso por el municipio: ¿Será tierra arrastrada por la fuerte lluvia? Pero los interrogantes enseguida encontraron respuesta, y bien distinta. El causante del inusual tono del agua era un vertido tóxico, el segundo en menos de un mes, proveniente de la empresa Galvanizados Olaizola. "Yo vi mejor el del 20 de septiembre. El agua estaba entre naranja y roja. Era bastante espectacular", recuerda la dueña de un bar que mira al río.

Ese día, lo mismo que ayer, lucía el sol. El contraste entre la lengua naranja que avanzaba en dirección al mar y el azul verdoso del agua del río todavía por alcanzar era aún más intenso que el del viernes. Así ha quedado inmortalizado en numerosas fotos, en las que parece que alguien hubiera trazado una raya en el líquido a modo de frontera.

Los vecinos comentan que otras empresas también "echan porquería"

Una raya tras la que, sumando un derrame y otro, quedaron varios miles de peces muertos, corcones y anguilas fundamentalmente, que no sobrevivieron a las aguas contaminadas por el ácido clorhídrico y el cloruro férrico procedente de Galvanizados Olaizola, una empresa nacida hace medio siglo, ubicada desde 1979 en el barrio de Txiki-erdi y que da empleo a 63 trabajadores.

"En ambos casos, el color rojizo duró a la vista una marea. Lo que no sabemos es que habrá podido quedar en el fondo del agua", comenta un joven mientras charla con el empleado de una pequeña gasolinera desde la que se contempla el discurrir del río. Uno y otro coinciden en que Galvanizados Olaizola "se va a tragar ahora el marrón, pero también hay otras empresas que echan porquería al agua. Ya sabemos..."

El Ayuntamiento de Zumaia tiene previsto celebrar mañana jueves un pleno extraordinario en el que analizará la posibilidad, ya anunciada el mismo viernes, de decretar el cierre cautelar de la empresa hasta que ponga en marcha un plan de obras que evite nuevos derrames al río. La Diputación, que al igual que el Gobierno vasco ha abierto el correspondiente expediente sancionador a la firma, ya ha anunciado que apoyará las decisiones que adopte el consistorio zumaitarra.

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"Tienen que ponerle una buena multa", subraya el empleado de la gasolinera. "Lo que tiene que hacer la empresa es invertir dinero para evitar los vertidos. Que la cierren hasta que presente un plan de obras", replica el cliente. "Sí, pero el cierre... Al final los afectados pueden ser los trabajadores. Yo miro por ellos", dice el primero. "Sería un cierre cautelar, durante el tiempo que tarden en solventar las deficiencias", insiste el segundo.

El caso es que mientras unos debaten de forma improvisada sobre qué hay que hacer o dejar de hacer con Galvanizados Olaizola, el responsable de Administración de la empresa, José María Iturralde, asegura que ambos vertidos han sido fruto de la "mala suerte" y que la firma va a llevar a cabo "todas las medidas que sean necesarias" y que les comuniquen las instituciones para mejorar sus instalaciones. "Estamos trabajando en ello desde el día 21 de septiembre. A fin de mes aportaremos las memorias y proyectos de todo lo que vamos a hacer", apunta.

El vertido del pasado 20 septiembre se produjo, según explica Iturralde, al trasvasar ácido clorhídrico de una cisterna a otro recipiente. "Fue un fallo humano", sostiene. Al parecer, al operario se le olvidó activar el sistema de seguridad. La "mala fortuna" hizo acto de presencia de nuevo la pasada semana. Una retroexcavadora que estaba haciendo labores de desbroce golpeó el jueves, sin que nadie se diera cuenta, una tubería por la que durante la noche se escapó el residuo tóxico que tiñó de rojo la regata Narrondo y alcanzó al Urola.

El Ayuntamiento de Zumaia parece que no lo tiene tan claro. "Las reiteradas inspecciones oculares y la revisión de arquetas y pozos en los alrededores [de la empresa] han puesto de manifiesto irregularidades muy graves que conllevan un riesgo real de vertidos no necesariamente accidentales", sostiene.

El grupo ecologista Zumaiako Natur se alegra de que, "por fin", el consistorio parece adoptar "una postura dura". El colectivo espera atento la decisión del Ayuntamiento, aunque ya ha puesto los vertidos en conocimiento de la Fiscalía, ante quien no descarta presentar una denuncia. "Que una empresa como Galvanizados Olaizola, que está ganando un montón de dinero, ande así...", se lamenta el miembro de Zumaiako Natur Iñigo Odriozola. Eso sí, como otros vecinos, no olvida apuntar que otras empresas también vierten "porquería".

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