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La política nuclear marca la visita de Colin Powell

En plena resaca postelectoral llegó anoche a São Paulo el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, en una visita de dos días. Es la primera vez que el jefe de la diplomacia estadounidense viaja a un único país de América del Sur, ya que sus desplazamientos anteriores a la región se realizaron en el marco de asambleas generales de la Organización de Estados Americanos (OEA).

En São Paulo, Powell hablará ante una representación de empresarios, tras lo cual volará a la capital brasileña, donde será recibido por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y mantendrá conversaciones con su homólogo Celso Amorim. Un punto de discordia entre los dos países tiene que ver con la pretendida inspección visual por parte de técnicos del Organismo Internacional de Energía Atómica de la planta nuclear de Resende, en el Estado de Río de Janeiro, que produce uranio levemente enriquecido, con fines pacíficos, según el Gobierno brasileño. La negativa se basa en que Brasil no desea mostrar los secretos tecnológicos que ha desarrollado, a lo que Washington replica que sería un mal ejemplo en un contexto en que países como Irán y Corea del Norte se niegan a ser inspeccionados. Los programas nucleares de estas dos naciones sí tienen fines militares.

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Disgusto brasileño

Amorim ha dejado ver el disgusto que provoca en el Gobierno brasileño la actitud de sospecha de EE UU y ha recordado que para enriquecer uranio Brasil necesita inversión extranjera, que sólo llega después de comprobarse que el programa nuclear en cuestión reúne todas las garantías. Si se cumplen estas garantías ¿por qué someterse a una inspección?, esgrimen las autoridades brasileñas.

El otro punto que enfrenta actualmente a Brasil y EE UU está relacionado con las negociaciones comerciales en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio y del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en las que el Gobierno de Lula da Silva mantiene una firme crítica a la política proteccionista de EE UU.

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El canciller Amorim reiterará al secretario de Estado norteamericano la reivindicación brasileña de tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Idéntica pretensión mantienen Alemania, Japón e India, entre otras naciones. Hasta la fecha, la Administración Bush no se pronunciado sobre la petición brasileña. Bajo la administración de Lula, Brasil ha dado pasos significativos en política exterior para desempeñar el papel de actor principal en la región. Destacan en este sentido su presencia en el Grupo de Amigos de Venezuela, creado a partir del golpe de Estado frustrado contra el presidente Hugo Chávez, y el comando militar de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití.

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