La Ertzaintza desactiva una bomba de ETA en una torre eléctrica de Guipúzcoa

La Ertzaintza (policía vasca) desactivó ayer un artefacto explosivo que había sido colocado por ETA en una torreta de conducción eléctrica de Behobia (Guipúzcoa). Un comunicante anónimo informó al diario Berria de la colocación de ese artefacto y de otro en el municipio de Bujaruelo, en el Pirineo de Huesca. Pero anoche la Guardia Civil aún no había localizado este segundo artefacto, ya que la zona a rastrear es muy escarpada y había caído la noche. En ninguno de los dos casos se informó de la hora prevista para la explosión.

Sobre las cuatro de la tarde, un comunicante avisó de la colocación de sendos artefactos explosivos en dos torretas de Red Eléctrica Española, uno en Behobia y otro en el citado municipio de Huesca. La Ertzaintza cortó el tráfico en la A-8 y la Nacional 121 para asegurar la zona durante las tareas de desactivación. Una vez encontrado el artefacto, que estaba colocado en la bifurcación entre ambas carreteras, los artificieros de la policía autonómica provocaron una voladura controlada del mismo para reducir los riesgos al máximo. La explosión del artefacto, cuya composición no ha sido precisada aún, apenas causó daños materiales.

La bomba estaba colocada en la base de la torreta y los técnicos de explosivos de la Ertzaintza consideran que tenía la misma cantidad de explosivo y composición que las localizadas el pasado día 15 en otra torreta de la misma localidad. En esa ocasión fueron cuatro los artefactos colocados en la base de la torreta, cuya explosión apenas causó daños en el cemento que sirve para estabilizar la instalación.

El aviso del comunicante anónimo también activó a los servicios de desactivación de explosivos de la Guardia Civil en Huesca. Sin embargo, cuando cayó la noche, el artefacto ni había sido localizado ni había explotado, según fuentes del instituto armado. No obstante, la Guardia Civil desalojó a las personas que estaban en el valle Bujaruelo, en pleno Pirineo oscense, en las proximidades del Parque Nacional de Ordesa, donde nace el río Ara y se encuentran los macizos de Vignemale y Tendeñera.

Entre las personas que desalojó la Guardia Civil para rastrear la zona se encontraban el ministro de Trabajo, Jesús Caldera; el secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, y el delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández. Todos ellos tuvieron que permanecer en el Mesón de Bujaruelo (Huesca) mientras se desarrollaba la operación de búsqueda del artefacto.

Otro sin localizar

Un equipo de montaña de la Guardia Civil se adentró en el monte para colaborar en la búsqueda, cuando ya estaban implicados en el rastreo efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y un helicóptero, según la Subdelegación de Gobierno en Huesca. Sin embargo, la caída de la noche obligó a retirar a gran parte del equipo de búsqueda, que reanudará las labores hoy.

Con estas bombas, ya son 15 las que ha colocado la banda terrorista ETA en los últimos dos meses y que han causado heridas de carácter leve a cinco personas. Todos los artefactos eran de escasa potencia y su situación y hora de explosión fue comunicada previamente. Los servicios antiterroristas consideran que estos atentados tienen un carácter propagandístico y que suponen un intento de la banda de demostrar que sigue teniendo capacidad para actuar cómo, dónde y cuándo quiera.