Los tesoros ocultos de Doñana

El siete de agosto de 1987, Luis García Garrido comienza su jornada en el Parque Nacional de Doñana. "Me informa Curro el encargado de que ha visto una golondrina completamente blanca", anota en su cuaderno de campo y prosigue explicando la zona en la que se ha visto, la llegada y la fecha de la migración. Junto a las anotaciones hay dibujos de las aves, la temperatura y, en general, cualquier cosa que llame la atención al experto.

La nota de la golondrina puede parecer nimia y puede que lo sea. La importancia radica en que los agentes como García Garrido llevan 40 años realizando esas anotaciones, en los cuadernos de campo de Doñana. Comenzaron a hacerlo en 1952. Entonces eran extranjeros aficionados a la naturaleza y que lo hacían a cambio de poder cazar algún conejo. Desde 1973, la anotación la hace de forma organizada el Equipo de Seguimiento de Procesos Naturales de la Estación Biológica de Doñana, dependiente del Consejo de Investigaciones Científicas (CSIC). Cada miembro realiza un cuaderno al año.

Los cuadernos se han convertido así en una necesidad a la hora de estudiar el Parque Nacional. Son, para un naturalista, lo que el Archivo de Indias para un historiador. El director del CSIC, Carlos Martínez, destacó el viernes en la presentación del proyecto que Doñana es "de los pocos espacios del mundo con un seguimiento a tan largo plazo".

El problema es que su consulta es complicada, como explica Juan Calderón, investigador del CSIC: "Hemos digitalizado con programas antiguos menos de la mitad de los 200 cuadernos que tenemos. Realizar cualquier investigación sobre los datos en los cuadernos es muy complicada. Hay investigadores que vienen y tienen que buscar una a una las referencias sobre, por ejemplo, la migración del milano. Cuando tienen las páginas, tienen que copiar a mano lo que pone".

Los cuadernos se encuentran en la Estación Biológica de Doñana. Son cuadernos de unos 200 folios. Están encuadernados y ordenados. Algunos empiezan a amarillear. Otros contienen bromas o pequeñas anotaciones de los autores.

Para facilitar el acceso a este material, el CSIC firmó el viernes un convenio con la fundación BBVA para digitalizar los archivos. El objetivo es que una vez digitalizado, todo el mundo pueda acceder a través de Internet a las series de datos, observaciones, evolución de las especies. El trabajo costará medio millón de euros, que aporta la Fundación BBVA. El objetivo es que la web esté disponible en un año. El presidente del BBVA, Francisco González, presente en la firma del convenio, destacó que En la presentación del proyecto, el presidente de la Fundación BBVA, Francisco González, destacó que "la intersección de observaciones cuidadosas y continuadas y de las tecnologías de la información, hará posible preservar este legado y la explotación por los investigadores de todo el mundo.

Calderón presentó un modelo de lo que será la web. El proyecto, además de la digitalización de los cuadernos de campo y la posibilidad de cruzar datos de observaciones realizadas en todo el parque durante más de 40 años, incluye cámaras web en las zonas con más actividad de animales en el parque. "Las cámaras son muy atractivas para mucha gente, pero además nos permitirá conocer por ejemplo por qué se caen los huevos del águila imperial. Muchas veces vemos que hay huevos caídos y no le podemos dar una explicación válida al fenómeno", afirmó Calderón. La página incluirá las series de temperatura y pluviometría del parque, la evolución en el número de especies y su distribución o el seguimiento de las especies anilladas año tras año".