Fermentado en barrica

Fue el primero y sentó cátedra: el estilo borgoñón de los grandes blancos de chardonnay hacía su aparición en España de la mano de Miguel Agustín Torres. Luego vinieron los demás, en algunos casos con superiores resultados, tal vez porque Milmanda entró en una cierta rutina. Sin embargo, la moda de los blancos fermentados en barrica y posterior crianza sobre lías ha generado un abuso del roble que ha llegado a eclipsar la fruta. Era necesario volver a demostrar las verdaderas características de este tipo de blanco, que exige sensibilidad y sabiduría. Y un viñedo adecuado, como lo es Finca Milmanda, 15 hectáreas de cepas con más de 25 años. A partir de estos presupuestos (que incluyen el mejor roble nuevo Nevers), es la añada la que marca la diferencia. Nos encontramos ante uno de los mejores Milmanda de los últimos años. Ya en el olfato destaca su elegancia y armonía, con una fluida composición barroca de fruta (pomelo), frutos (almendra tostada), especias (vainilla) y lácteos (natillas). La untuosidad de su boca se resuelve en un paladar expresivo, pleno de carácter, con el final largo y amable de los grandes.