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Reportaje:

Corazones que unen

200 trasplantados de corazón se reúnen para celebrar los 20 años de la primera operación infantil de este tipo en España

Hace 20 años, el 28 de septiembre de 1984, la granadina Dolores Ortega vencía, con sólo 11 años de edad, a una muerte que le acechaba. Su corazón dejaba lentamente de latir y la única forma que tenía de agarrarse a la vida era someterse a un trasplante cardiaco. El suyo fue el primer trasplante infantil de corazón que se realizó con éxito en España. Lo hizo el equipo del doctor Diego Figueras en el hospital Puerta de Hierro de Madrid, uno de los pioneros de España en este tipo de intervenciones.

Ayer, ya con 31 años de edad, Dolores, Loly, viajó desde Granada a Madrid para celebrar el 20º aniversario de aquella novedosa y arriesgada intervención, a la que hoy debe su existencia. "Estoy perfectamente y hago una vida totalmente normal con mi familia", señaló Loly. En la actualidad vive con su marido en Granada y, aunque recibe una medicación antirechazo de por vida (la ciclosporina), afirma que goza de "un buen estado de salud". Hasta el punto de que no descarta "tener algún hijo". "Aunque eso es algo que tengo que hablar con los médicos antes de tomar una decisión", comentó Loly, sin apartar la sonrisa de su rostro.

"Fíjate ése, lleva once años trasplantado de corazón y ya ni se pone la mascarilla"

El camino de Loly ha sido duro. Y es que en estos 20 años ha ganado dos veces el pulso. Su primer corazón falló años después de aquella primera intervención de septiembre de 1984 y, hace unos cinco años, tuvo que ir de nuevo al quirófano para un retrasplante, del que también salió con éxito. No tuvo igual fortuna su hermano pequeño, sometido a un trasplante en el hospital Puerta de Hierro hace 14 años. Para él, que sucumbió al rechazo crónico que genera un implante de este tipo, Loly tuvo ayer emotivas palabras de recuerdo.

En el hospital Puerta de Hierro esperaban a Loly otros 200 trasplantados de corazón llegados desde casi todos los rincones de España, así como el equipo médico del hospital -encabezado por el doctor Luis Alonso Pulpón, jefe de servicio de cardiología y de la unidad de trasplantes cardiacos-.

Este hospital, otrora centro de referencia nacional en trasplantes, vivió ayer una jornada especial que unió a médicos y pacientes y que concluyó con un almuerzo de confraternidad en un hotel madrileño.

Aparte de Loly, entre los pacientes estaban, por ejemplo, Antonio Alonso Martín-Romo, presidente de la Federación Española de Trasplantados de Corazón. La vida de Antonio, ahora llena de energía y dedicada por completo a fomentar la donación de órganos, tampoco ha sido fácil. En 1990 tuvo que someterse a un doble trasplante de corazón y riñón en el hospital Puerta de Hierro. Fue el primero de su tipo que se hacía en España, el quinto de Europa y el noveno del mundo. "Y hoy, 14 años y medio después", precisaba ayer Antonio, "me encuentro perfectamente".

La federación que coordina Antonio posee dos pisos que cobijan a pacientes de fuera de Madrid necesitados con urgencia de un trasplante. Ahí esperan a que llegue un donante. Desde que el corazón se extrae a un donante y hasta que se implanta no deben pasar más de cuatro horas. De ahí la conveniencia de que el enfermo esté cerca del hospital. Ambas viviendas, situadas una en el barrio madrileño de Valdebernardo y la otra en la avenida de América, han dado albergue a pacientes, no sólo españoles, "sino de Guatemala, Irlanda, Portugal, Marruecos y Guinea", cuenta Antonio.

A los enfermos se les notaba ayer satisfechos. Los que menos tiempo llevan trasplantados se congratulaban de ver el buen estado de otros más veteranos. "Fíjate, ves ése de ahí", indicaba una mujer a su marido, trasplantado. "Pues me ha dicho su esposa que lleva 11 años trasplantado, y mira qué bien está, ¿eh?... Y ya ni siquiera se pone la mascarilla en el hospital", subrayaba. Uno de los problemas del trasplante es que el enfermo tiene que tomar de por vida una medicación antirechazo que lo hace más vulnerable a las infecciones. Los años y la mayor tolerancia del cuerpo al injerto ahuyentan el riesgo de infección.

El presidente de la Federación Española de Trasplantados de Corazón también estaba feliz. Expresó su agradecimiento "por la subvención", dijo, "que nos ha dado este año el Ministerio de Trabajo y Servicios Sociales a la Federación -unos 27.000 euros-". Pero no se mostró igual de satisfecho con la otorgada por la Consejería de Sanidad de Madrid: "Apenas 3.000 euros". Recuerda Antonio que con estas ayudas, aparte de las campañas en favor de la donación, se sufragan los gastos de las citadas viviendas, arrendadas al Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), y los de aquellos pacientes sin recursos que tienen que esperar en Madrid hasta que les llega su corazón. "Si algún enfermo no tiene medios, la Federación le costea la estancia", señala Antonio, quien advierte de que ambas viviendas ahorran a Sanidad camas y desplazamientos.

Tomás Salamanca, de 55 años y paisano de Loly, aguarda desde hace casi un año un nuevo corazón. Su primer corazón le ha durado casi 13 años. Ahora necesita un retrasplante. Los médicos le han aconsejado que espere en Madrid. Estar en Granada en el momento en que aparezca su donante adecuado podría descartarle. Por eso vive desde enero pasado en el piso que posee la Federación en Valdebernardo. Aunque vive con el alma en vilo y pegado al teléfono.

Desde que Loly Ortega fue trasplantada por primera vez, hace 20 años, ha habido "tremendo avances" en este campo, explicó ayer el doctor Pulpón. "Ahora sabemos a quién ofrecer un trasplante con garantías, y los inmunosupresores actuales (la ciclosporina, entre otros) consiguen afrontar con éxito el rechazo". Lo malo de la ciclosporina es que produce efectos secundarios indeseados. En mitigarlos o eliminarlos se centran ahora los esfuerzos de la medicina.

Poco antes del de Loly se hicieron sendos trasplantes en los hospitales Santa Cruz y San Pablo, de Barcelona, y en la clínica Universitaria de Pamplona. Pero el primero hecho en Madrid y, además, practicado a una niña de 11 años y con éxito, fue el de Loly. Desde entonces, el hospital Puerta de Hierro ha practicado 640 trasplantes; algunos de ellos simultáneos de corazón y riñón y de corazón y pulmón. En este hospital, el porcentaje de supervivencia durante el primer año de trasplante se acerca al 80%. Y desde que se puso en marcha el programa hace 20 años, "más del 50% de los pacientes viven en un buen estado de salud 14 años después de ser trasplantados", destaca el doctor Pulpón.

El doctor Luis Alonso Pulpón abraza a una de las participantes en la celebración del 20º aniversario de los trasplantes de corazón.
El doctor Luis Alonso Pulpón abraza a una de las participantes en la celebración del 20º aniversario de los trasplantes de corazón.RICARDO GUTIÉRREZ

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