Libros gratis

Rafael Simancas anunció hace unas semanas una propuesta claramente demagógica. Se trataba de la gratuidad de los libros escolares en la Comunidad, y para mostrar que había trabajado en esto, afirmó que costaría lo que tan sólo 300 metros de suburbano. Olvidó don Rafael que en una década su plan costaría lo que tres kilómetros o que también podría comparar el gasto a lo que gastan sus señorías viajando en business a Bruselas. Pero lo que nadie vio es que esta medida costaría más que 300 míseros metros. ¿Qué pasaría con todo el dinero que no se ganaría de la venta de manuales escolares? Libreros y grandes superficies perderían sumas importantes de dinero y con ello menos creación de empleo.

Afortunadamente, como todo dentro del PSOE, la réplica ha venido de la ministra de Cultura. Aumentando el precio de los libros (fijándolo más bien), el Gobierno puede garantizar que realmente no haya ninguna diferencia en ir al librero o a la gran superficie. En España, los libros que más se compran son los escolares y esta medida está claramente orientada a hacernos pagar un poco más a todos por ellos. ¿Acaso hemos vuelto a la época comunista de los precios fijos? Los lápices también estimulan la creatividad y la libertad de expresión. ¿Para cuándo un precio fijo, señor presidente?