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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Regreso al corazón

La cumbre informal que ayer mantuvieron en La Moncloa Rodríguez Zapatero, Chirac y Schröder escenificó el regreso de España al eje central de la Unión Europea del que nunca debió haberse alejado. No son meras palabras, pues los tres se comprometieron a hacer campaña conjuntamente por la ratificación de la Constitución europea, compartir sus archivos sobre antecedentes penales para luchar contra la delincuencia y aumentar las capacidades militares para hacer realidad la Europa de la defensa.

No se trata de un simple retorno al pasado, pues desde que Aznar se separó de este eje han cambiado tanto la UE como la pareja franco-alemana y el mundo que han de afrontar. La Unión se ha ampliado a 25 miembros y el eje París-Berlín, con ser el centro de gravedad de Europa, no es ya el único determinante. Además, Francia y Alemania han desarrollado en los últimos 40 años unas relaciones muy especiales, que incluyen consejos de ministros conjuntos, y resulta difícil imaginar una plena participación española. Francia sabe también que, aun contando con un mayor esfuerzo de España y Alemania, a veces de difícil traducción concreta, necesita de Londres a la hora de la verdad para la política de seguridad europea.

Para participar plenamente en lo que Zapatero llama el "corazón de Europa" -un término muy de Blair-, España ha de pensar en lo que aporta a la UE, y no sólo en los beneficios que saca de ella en términos contables. A nadie se le esconde que las negociaciones presupuestarias van a ser duras. Pero debe empezar a entenderse que si España se ha beneficiado durante 18 años de la transferencia de fondos de Bruselas, ahora hay otros nuevos socios más pobres a los que ayudar, incluida la perspectiva más o menos lejana del ingreso de Turquía. Además, una mayor integración europea en la lucha contra el terrorismo o contra la inmigración ilegal, una política mediterránea robusta o relaciones más estrechas con América Latina son de interés primordial para Madrid.

Paradójicamente, el socialista Zapatero puede ayudar al conservador Chirac en el referéndum francés sobre la Constitución europea. Si España, como pretende Zapatero, es la primera en aprobarla mediante plebiscito, puede marcar el rumbo y contrarrestar la absurda pero creciente inclinación por el no entre los socialistas franceses. Hay mucho en juego para todos en esta operación. Pese a algunos intereses divergentes, que siempre los habrá, esta tríada formada por tres "europeístas fervientes", en palabras de Zapatero, puede empujar algo más que un embrión de agenda europea en estos tiempos turbulentos, en los que Europa ha de recuperar una voz propia y dejar atrás las divisiones que tanto contribuyó Aznar a fomentar.

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