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Zapatero: "El camino para combatir el terrorismo no es la guerra convencional"

El presidente alecciona a los embajadores sobre la nueva política exterior española

José Luis Rodríguez Zapatero convocó ayer al casi centenar y medio de embajadores que tiene España para transmitirles de modo rotundo un mensaje que ya había lanzado en ocasiones anteriores, especialmente en Estambul, cuando intervino en junio pasado ante la cumbre de la OTAN. "Creo firmemente que el camino para combatir el terrorismo no es la guerra convencional", dijo ayer el presidente del Gobierno a la élite de la diplomacia española.

La lucha contra el terrorismo fue el primer objetivo que abordó el presidente de la política exterior española; de la que dijo que "ha experimentado un cambio de rumbo nítido que algunos ya estáis aplicando en vuestro trabajo diario". Los restantes objetivos fueron enumerados, por este orden, como "situar a España en el corazón de Europa"; "volver a situar a Iberoamérica" como prioridad esencial; apoyar la integración regional del Mediterráneo; mantener una relación "sólida" con Estados Unidos e incrementar el presupuesto de cooperación hasta el 0,7% del PIB.

La estrategia antiterrorista, explicó, pasa por el reforzamiento de la cooperación internacional en materia judicial, policial y de inteligencia, así como por la lucha "en paralelo" contra "las causas subyacentes que alimentan el fanatismo y dan alas a los terroristas". Destacó, en ese sentido, el conflicto árabe-israelí, "origen de los múltiples focos de conflicto en la región, incluido el recrudecimiento del terrorismo".

Respecto a Europa, Zapatero, que el próximo lunes recibirá en Madrid a los líderes de Francia y Alemania, reiteró que el estrechamiento de lazos con estos países no implica "merma" de las relaciones con otros socios.

Sobre Iberoamérica, declinó la retórica. "Quiero dedicarle tiempo, dinero, capital político y también afecto, entendimiento y complicicidad [...] para favorecer a nuestras y a sus empresas".

La política hacia el Mediterráneo, anunció, vivirá un momento clave cuando se conmemore en 2005 el décimo aniversario del Proceso de Barcelona. Zapatero quiere reunir una gran cumbre de todos los implicados en la ciudad donde comenzó el proceso.

De EE UU, se dijo "firmemente convencido" de que sólo debe esperar beneficios de la presencia internacional de una Europa fuerte y creíble, comprometida con la paz y al estabilidad.

El incremento de la cooperación tendrá como metas la lucha contra el hambre y el refuerzo de la cohesión social. Se traducirá, precisó, en un aumento "significativo" de la ayuda al África subsahariana, sin que se vea afectado el alto nivel de cooperación ya alcanzado con Iberoamérica.

El presidente tocó también la reforma del servicio exterior, y dijo ser "consiente de que faltan medios", aunque no formuló compromisos concretos en ese asunto. Dijo simplemente: "Tengo muy presente ese problema"..

Alabó el trabajo de la diplomacia española. "He encontrado en ella", señaló, "profesionales de muy alto nivel, con un gran espíritu de sacrificio y con una visión de Estado y una concepción global de los problemas que ciertamente os singulariza".

Despidió a los reunidos de este modo: "Ser embajador de España es ser defensor de la legalidad internacional, de los derechos humanos, de la democracia, de la lucha contra la pobreza y la miseria. Ser embajador de España representa defender la capacidad de diálogo de las civilizaciones, de las culturas, de los distintos pueblos de la tierra. Ser embajador de España es un honor".

El presidente, junto al ministro Miguel Ángel Moratinos, durante su discurso a los embajadores.
El presidente, junto al ministro Miguel Ángel Moratinos, durante su discurso a los embajadores.ULY MARTÍN

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