El Gobierno francés pide "paciencia" sobre la liberación de los dos periodistas
El fin de la operación militar en Latifiya podría ser "la ventana" que permita la salida
Ya se ve la luz al final del túnel. Varios ministros del Gobierno francés insistieron ayer en la idea de "una salida posible" para la liberación de los periodistas secuestrados en Irak, y el de Exteriores, Michel Barnier, habló de "serias razones" para creer en ello, sin detallar en qué consisten. Mientras, el efectismo en el despliegue de medios y viajes a la región durante la semana pasada ha sido sustituido por llamamientos a la prudencia y a la discreción por parte de los ministros, que se reunieron en "célula de crisis", sobre este tema, por segunda vez en una semana.
La compañera de Georges Malbrunot, uno de los rehenes, ha recibido de las autoridades la información de que "hay acuerdo para que les liberen", pero se está retrasando a causa del "contexto de guerrillas" que se registra en el triángulo suní de Irak, la zona donde se supone que están los secuestrados. El final de la operación militar desarrollada en Latifiya podría ser la "ventana de oportunidad" esperada.
"El hecho de que se dispare desde todas partes es peligroso", reconoció Sylvie Cherpin, la compañera del periodista, comprensiva con las dificultades que retrasan una noticia lógicamente muy esperada. "Tengo que agarrarme a algo. Espero que sea sólo cuestión de tiempo y que no haya descarrilamiento, siempre hay imprevistos", agregó en los comentarios hilvanados ante los reporteros que montan guardia ante la casa de los padres de su compañero en Montaiguët-en-Forez (cerca de la ciudad de Vichy).
El jefe de la diplomacia, Michel Barnier, visitó al presidente de la República, Jacques Chirac, antes de reunirse con la "célula de crisis" formada con otros ministros. El tono de Barnier cambió ayer en su breve declaración a la prensa, exhortando con énfasis a la prudencia y a la "paciencia". Ese tono parece coherente con la información transmitida por la compañera de uno de los rehenes: los canales empleados han garantizado un desenlace positivo de la crisis; ahora toca cruzar los dedos y esperar.
Mientras tanto, la sociedad francesa empieza a acusar el cansancio del largo secuestro, como se evidenció en una concentración convocada ante el Ayuntamiento de París en solidaridad con los rehenes. Un centenar escaso de personas se cogieron las manos en un gran círculo bajo dos grandes retratos de los periodistas secuestrados, colgados en la fachada: sobraba espacio para mucha más gente en la explanada. El secretario general de Reporteros sin Fronteras, Robert Ménard, lamentó que se hubiera vendido la piel del oso antes de cazarlo, en referencia al optimismo gubernamental del jueves pasado, que hizo pensar en una liberación inminente.
Movilización
"La movilización no debe caer", insistía la primera teniente de alcalde de París, Anne Hidalgo, bandera tricolor al pecho de una mujer nacida en Cádiz. La concentración de ayer estaba organizada por el Consejo de Demócratas Musulmanes, que se caracteriza como "laico". Hidalgo y otros concejales parisienses preparan para el miércoles un concierto de solidaridad con los periodistas y con su chófer sirio.
Una pronta liberación de los secuestrados tranquilizaría mucho a la opinión pública, desde luego; pero no son pocos los frutos que ya ha dado esta crisis de los rehenes. Las autoridades francesas han podido explicar a sus interlocutores árabes de otros países que la prohibición legal de signos religiosos no es una agresión contra los musulmanes, sino un intento de que todas las confesiones puedan convivir.
Además, Francia vive un alineamiento significativo de los dirigentes del culto musulmán francés con las instituciones democráticas; esto es importante, a juicio del profesor Gilles Kepel, especialista del mundo árabe en el Instituto de Ciencias Políticas de París. Su último libro -Fitna, sobre la guerra en el seno del islam- plantea la tesis de que los millones de musulmanes que viven en Europa están en el corazón de la batalla que enfrenta a la modernidad con las tendencias regresivas y yihadistas.
"El islam de Europa es hoy la vanguardia de ese combate, el modelo en el que tienen fijos sus ojos los musulmanes del mundo que aspiran a vivir liberados de los regímenes autoritarios, tanto como de los fantasmas sangrientos de los yihadistas", sostiene Kepel.
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