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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Si Aznar comparece

Los grupos representados en la comisión de investigación del 11-M se comprometieron a finales de julio a presentar el 7 de septiembre -el próximo martes- sus respectivas conclusiones, con la idea, en principio compartida, de que todo lo relativo a propuestas de medidas contra el terrorismo islamista se refunda en un texto único que pueda ser aprobado por unanimidad. No quedó claro si habría o no más comparecencias, pero varios partidos opinaron que eran necesarias, al menos la del ex presidente Aznar.

Cuando se constituyó la comisión se dio por supuesto que su objetivo era identificar posibles errores y proponer medidas para remediarlos. Las sesiones no han sido muy útiles para avanzar en esos objetivos, en parte porque el formato mismo de este tipo de comisiones es poco propicio para ello. Cada parte ha buscado, más que conocer, confirmar sus posiciones previas; especialmente sobre si mintió el Gobierno o si lo hicieron otros para acusar de mentir al Gobierno.

Los socialistas, que intentan orientar la comisión hacia el compromiso de todos los partidos de formalizar un pacto de Estado contra el terrorismo islámico, no parecen muy partidarios de alargarla con nuevas comparecencias, y menos con la de Aznar, porque prolongaría debates muy alejados de su agenda y porque podría comprometer la imagen de Gobierno que pasa página y mira al futuro. Pero ocurre que el rechazo al PP sigue siendo un factor decisivo de conexión entre el PSOE y sus aliados potenciales, IU y los nacionalistas, los cuales son partidarios de que Aznar dé explicaciones.

Es muy probable que tampoco Rajoy esté muy interesado en relanzar la comisión con la presencia del ex presidente, pero el PP teme seguramente que admitirlo así sea interpretado como un reconocimiento de culpabilidad. Es lógico que tampoco el PSOE quiera cargar con el mochuelo de parecer que tiene algo que ocultar o que teme a Aznar. La única salida sería un compromiso tácito entre ambos partidos; pero eso sería denunciado por el resto.

En todo caso, si Aznar compareciera, alguien debería preguntarle sobre algo que sólo él podría aclarar. Sobre una actitud suya que nadie ha explicado y que sin embargo fue determinante en mucho de lo ocurrido: por qué, en las horas posteriores a los atentados, desoyó a quienes le sugirieron convocar el Pacto Antiterrorista, o una reunión de todos los partidos democráticos, o realizar una comparecencia pública junto al líder de la oposición para hacer una declaración conjunta ante la ciudadanía. Y de hecho, aunque nadie le convoque, dar alguna explicación sobre su extraño comportamiento es una deuda que tiene todavía con los españoles.

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