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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La linterna de la razón

Tres años después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, los analistas siguen explorando las razones de lo ocurrido. Unos señalan que algunos libros ya advertían de los riesgos del nuevo terrorismo y otros reflexionan sobre la barbarie o la política de Bush.

Antonio Elorza

En Los emblemas de la razón, Jean Starobinski incluyó un breve estudio sobre el cuadro de Goya que narra los fusilamientos del 3 de mayo de 1808. No hay contenido propiamente racional en la masa de desgraciados que van a sufrir el fusilamiento, ni en la razón mortífera que encarna el pelotón de fusilamiento francés. Ante el cuadro de horror, el refugio de la razón se encuentra en el foco luminoso que permite a Goya relatar el horror y a nosotros percibirlo al correr de los siglos.

En la actual "guerra de civilizaciones", a la vez trágica y esperpéntica, sucede otro tanto. La creciente oleada del terrorismo islámico es una forma de barbarie, eso sí, susceptible de explicación. Pero la respuesta, en la forma impuesta por Bush de guerra al terrorismo mundial, cae también de lleno en el ámbito de la sinrazón. Ejemplo, Irak: rara vez el crimen ha sido tan claramente superado por la estupidez política. Así que nos queda como único recurso el análisis. Y en esta tarea los periodistas, y en particular el periodismo de investigación, ha ido por delante de los políticos. Los tres libros que comentamos son un ejemplo de ello.

Claro que el público y la crítica también tienen su responsabilidad. Cuando en 1987 Sandra Mackey publicó en inglés Los saudíes, apoyado en su prolongada estancia en aquel reino hasta 1984, apenas suscitó interés. El islam era todavía un tema exótico y los príncipes de la tribu real un artículo de lujo para consumo en Marbella. Sin embargo, en el estudio de Mackey pueden distinguirse los hilos que conducen a la situación actual, y este aspecto se aprecia al comprobar hasta qué punto sus estimaciones de los años ochenta encajan con el contenido del epílogo redactado después del 11-S. El libro recuerda en sus análisis sobre el funcionamiento de la sociedad y de los valores sociales lo escrito unos años antes por Raphael Patai en The Arab Mind. Una sociedad tradicional, articulada en torno a un poder autocrático y frágil, estaba sufriendo un proceso de cambio, una de cuyas consecuencias era la exportación de la forma de islam correspondiente al periodo anterior. Hoy es el gigante de los pies de barro, donde unas chicas pueden morir en un colegio incendiado porque la policía impide un socorro que vulnerase las normas coránicas (marzo de 2002) y han sido sofocadas las tendencias al cambio interior que observa Mackey.

De ese choque entre integris-mo y modernidad, con la política estadounidense como factor que configura el contexto, emerge la organización que hoy protagoniza, por lo menos en el plano simbólico, la nueva yihad: Al Qaeda. El libro de Jason Burke, periodista de The Observer, vuelve a trazar su historia con elementos ya conocidos y otros que proceden de su investigación y de la observación participante. Esta nueva Al Qaeda ofrece análisis concretos de gran interés y una visión de conjunto en que intenta desmitificar la imagen de una organización centralizada que protagoniza el terrorismo islámico mundial. Tiene razón, si con ello no diluimos la importancia del núcleo central y del legado de la trayectoria que culmina el 11-S.

Burke insiste en las responsabilidades occidentales. Éstas quedan clamorosamente de manifiesto en el pequeño y lúcido libro de Emma Reverter sobre el campo de concentración establecido por Bush en Guantánamo. La imposibilidad de acceder al contenido de las declaraciones impide apreciar si esa violación sistemática de los derechos humanos ha servido para algo más que para crear un símbolo de la barbarie occidental, capaz de legitimar nuevas oleadas de atentados a los ojos de la comunidad musulmana mundial. El reportaje analítico de Emma Reverter es como una cámara de vídeo que lleva al lector por los distintos elementos de la base convertida en penal, mostrando en definitiva el fenomenal despropósito en que consiste la estrategia antiterrorista de Bush. Los recluidos tal vez eran la flor y la nata del terrorismo refugiado en Afganistán, niños de trece años incluidos. Cabe dudarlo. Pero aunque fuera aceptada esa premisa, ¿cómo puede ser admitido el empleo de tales medios por un país democrático? ¿a qué queda reducida entonces la idea de libertad?

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