La jungla colegial
Lindsay Lohan es la Molly Ringwald de la comedia adolescente del nuevo siglo. Pelirroja del montón, con cierto encanto, dicharachera, válida para la identificación de la mayoría de las chicas y legítima como icono de la cercanía para una parte de los chicos, la protagonista de Ponte en mi lugar y Quiero ser superfamosa acumula con Chicas malas su tercera película de éxito consecutivo en la taquilla estadounidense, algo que Ringwald consiguió en la década de los ochenta con 16 velas, El club de los cinco y La chica de rosa.
En Chicas malas, el director Mark Waters coloca a Lohan en el centro de una jungla llamada instituto, donde las adolescentes que no pertenecen al grupo de las divinas siempre están a merced de sus puñaladas traperas, o donde se puede iniciar una carrera hacia el suicidio social con sólo apuntarse al Club de Matemáticas. Y es que el único círculo al que una aspirante a reina del baile puede afiliarse sin por ello perder posibilidades en las elecciones es, naturalmente, el de las cheerleaders.
CHICAS MALAS
Dirección: Mark Waters. Intérpretes: Lindsay Lohan, Rachel McAdams, Tina Fey, Lacey Chabert. Género: comedia adolescente. EE UU, 2004. Duración: 97 minutos.
Waters consigue una aceptable presentación de sus personajes (como en la secuencia de la situación de los distintos bandos en la cafetería) y narra el espionaje colegial que practica la protagonista con apuntes de mala leche.
Sin embargo, siempre termina arrepintiéndose en el momento culminante, con lo que su pretendida incorrección política se queda en simples travesuras de poco calado. La falta de riesgo de la mayoría del cine del Hollywood actual impide al director que escenas como la del atropello del autobús lleguen hasta sus últimas consecuencias.
Babelia
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