El alcalde y el comisario alegan que lo prioritario es evitar el hacinamiento
La repatriación de los patrones de las pateras no preocupa. El alcalde de Motril y hombre fuerte del PP en Granada, Carlos Rojas, reconoce que la policía y la Guardia Civil están saturadas y pide más medios para evitar que la seguridad ciudadana se resienta por la dedicación policial a la llegada de inmigrantes.
La persecución de los patrones les parece secundaria. "Si se tiene que dotar de más medios a la fiscalía, que se haga, pero lo principal es repatriarlos", afirma. Nadie quiere que el exceso de celo en las diligencias genere el hacinamiento en el puerto de Motril. Nadie quiere campamentos de magrebíes a la espera de ser repatriados.
La situación se agravaría en Almería, donde no hay centro para inmigrantes ni está previsto construirlo. Los extranjeros que intentan entrar ilegalmente en España son trasladados a los calabozos del Cuerpo Nacional de Policía, que se llenan a diario. Allí la repatriación (en barco) es necesaria hacerla a diario. No hay sitio para mantener a los detenidos en comisaría.
Las organizaciones no gubernamentales tampoco levantan la voz. Juan Domingo Valderrama, de la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía, afirma que el problema de las pateras no se soluciona deteniendo a los patrones. "A mí me da igual que detengan a un patero, que a veces es un inmigrante más. Esto sólo demuestra la hipocresía del Gobierno cuando habla de la lucha contra las mafias de la inmigración. Que miren cuántas diligencias hay abiertas contra los patrones aquí y en Marruecos. Muy pocas. Eso no les preocupa, es sólo un discurso".
Huidas y revueltas
El comisario de Motril, José Fernández Díaz, sostiene que la avalancha de inmigrantes no tiene otra solución. "Lo que no puede ser es que el centro de inmigrantes se llene, porque entonces sí que va a haber problemas. Caben 200 y en cuanto hay más de cien tenemos problemas". El 2 de agosto, 19 inmigrantes rompieron una puerta del centro de Motril y se escaparon. El jueves los agentes colocaron un Nissan Patrol tapando la salida por si la puerta, metálica, volvía a ceder.
"Cuando llegan están muy tranquilos porque están cansados y asustados", añade Fernández. Un médico de Cruz Roja les examina para ver si alguno necesita ir al hospital. Los que están bien pasan al centro después de que les quiten todos sus objetos (se los devolverán en Melilla). "En el centro comen, descansan y, si están mucho tiempo y hay algún cabecilla, se vuelven revoltosos", concluye Fernández.
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