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Una medida con repercusiones políticas y comerciales

Hace cuatro años se concedió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación al presidente de Brasil -que por aquel entonces era Fernando Henrique Cardoso-, entre otras razones, por el esfuerzo que estaba realizando su Gobierno para impulsar el aprendizaje del español en los colegios. Y así figuraba en el acta de concesión del galardón.

El principal dato que hizo pensar entonces a los responsables de la Fundación Príncipe de Asturias que ese apoyo al español se concretaría en breve en una iniciativa fue que el Senado brasileño ya había aprobado el texto de la ley que establecía la obligación de que el español se ofreciera en todas las escuelas de educación secundaria. Aunque faltaba que lo aprobara el Parlamento.

El Gobierno español ha hecho en las últimas décadas todos los esfuerzos posibles para apoyar el fomento de la enseñanza del español en el mayor país de Iberoamérica. Los Reyes viajaron por aquellas fechas a Brasil, entre otras razones, para apoyar la enseñanza del español en las escuelas.

Este país es uno de los principales socios comerciales de España fuera de la UE y la presencia de empresas españolas en el mercado brasileño ha aumentado notablemente en los últimos años. La influencia que puede ejercer la educación no es menor. En un país con 176,8 millones de habitantes, la incorporación del español como asignatura en todas las aulas de secundaria favorecería claramente las relaciones con el resto de los países iberoamericanos.

"Reciprocidad"

Las autoridades brasileñas son conscientes de esta ventaja y esperan reciprocidad, tal y como afirmaba el pasado mes de junio el ministro de Educación de Brasil, Tarso Genro, en una entrevista concedida a EL PAÍS durante una visita a Madrid. Genro aseguró entonces que impulsaría la ley que llevaba 13 años parada, pero añadió: "Es fundamental que haya una reciprocidad. Es decir, que el portugués sea también la segunda lengua en los países que tienen como primera el español".

El ministro brasileño considera que ese apoyo bidireccional "representa una integración política y lingüística que es necesaria hoy en día porque las relaciones internacionales tienen una estructura nueva". Tarso Genro fue muy claro: "La apuesta por la lengua facilitará que se alcancen unas relaciones económicas importantes", concluyó.

Otras dos cuestiones estarán en el punto de mira con la aprobación de la nueva ley: la necesidad de proveer a las escuelas de libros de texto y de profesores experimentados en la enseñanza del español como lengua extranjera.

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