La derrota obliga a la desconcertada oposición a cambiar de estrategia

La heterogénea Coordinadora Democrática (CD), que ostenta la dirección de la oposición venezolana y registra en su seno contradicciones ideológicas y tácticas, encajó el domingo un varapalo que ha desatado una intensa controversia sobre los errores en el proceso hacia el derrocamiento constitucional del presidente, Hugo Chávez. No pocos piden cabezas. "Y ahora qué le decimos a la gente que aguantó horas y horas en el obsceno vía crucis del domingo", se preguntaba la analista opositora Marta Colomina. "¿Dónde están los dirigentes de la Coordinadora? No contestan al teléfono".

La dirección de la CD se encontraba ayer sumida en el desconcierto, aferrada a la improbable impugnación de la consulta y cavilando sobre su futuro. "Es deprimente", confesaba María Rodríguez, de 48 años, médico, tras conocer la derrota del sí a la revocación del mandato del gobernante bolivariano en una consulta de ardua preparación. "Las más de seis horas de espera en las colas de votación no me mortifican tanto como la sensación de que los políticos de la Coordinadora no han sabido aprovechar la fuerza de la sociedad civil".

Durante dos años, los cientos de miles de venezolanos manifestados en la calle contra Chávez fueron la punta de lanza de la oposición y, frecuentemente, la Coordinadora Democrática actuó a rebufo de sus movilizaciones. La argamasa antichávez unió a una variopinta dirección política que deberá replantearse su funcionamiento, de acuerdo con las fuentes consultadas.

Políticos de diversas tendencias, varios con la ambición presidencial como preocupación esencial, los dos principales sindicatos de empresarios y trabajadores, ex militares, ex guerrilleros, francotiradores y arribistas integran la alianza de 20 partidos y otras tantas organizaciones sociales, agrupadas contra el Gobierno en la CD desde finales del año 2001. El detonante de su constitución como alianza fueron los 49 decretos ley del presidente Hugo Chávez, entre los cuales se encontraban polémicas leyes sobre la reforma agraria y pesquera y las regalías petroleras. Las asambleas ciudadanas, integradas mayoritariamente por las clases media y alta, aproximadamente el 30% de los 25 millones de venezolanos, fueron el motor del frente contra la revolución bolivariana y las recolectoras de los 2,4 millones de firmas requeridas por la Constitución para convocar el referéndum. "Y ahora qué hacemos. ¿Seguir en la calle? ¿Cambiar a la Coordinadora? Es desesperante", se pregunta Mario Donoso, de 30 años, técnico informático.

Vigilar el escrutinio

Para Marta Colomina, una de las analistas antigubernamentales más radicales, los dirigentes de la Coordinadora fueron candorosos cuando aceptaron las condiciones técnicas establecidas para el escrutinio de los sufragios. "Es una ingenuidad lo que hicieron. Ustedes ya sabían con quién estaban jugando", espetó a Timoteo Zambrano, negociador de la CD, durante su programa matutino en Televen. "Pero es que estábamos en la recta final y el Consejo Nacional Electoral (CNE) negó cualquier auditoría de las máquinas... [de los ordenadores que registraron el voto]". "Pues haber formado un escándalo, porque todos sabemos que el CNE forma parte del Gobierno".

"No es el momento de pasar factura. Es el momento de defender nuestros resultados y asumir una postura clara", pidió Felipe Mújica, dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS). No opina lo mismo el sacerdote Mikel Viana, tertuliano contra Chávez. "Evidentemente, no hoy. A lo largo de todo el proceso, la dirigencia de oposición, en general, no ha estado a la altura del compromiso que se le encomendó". El periodista opositor Luis Vázquez Mora achacó a la CD "no tener una estrategia lista para cobrar la victoria frente a los tramposos que han cometido este inmenso fraude".

Probablemente, la derrota obligará a un cambio en los protagonismos de una Coordinadora que se comprometió a realizar unas primarias para designar a un candidato único contra Chávez en el caso de ganar el referéndum y convocarse elecciones en un mes con el ex teniente coronel de nuevo como candidato. Pintan bastos para Enrique Mendoza, portavoz de la alianza, que ambiciona la candidatura de la oposición a la presidencia. Dos días antes del referéndum prometió publicar las proyecciones de la CD antes de que cerraran los colegios. No lo hizo porque las autoridades electorales le disuadieron, pero el extremismo ahora se lo reprocha.