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VIOLENCIA EN IRAK

La ofensiva de EE UU contra la ciudad santa chií abre grietas en el Gobierno provisional

El vicegobernador de Nayaf dimite ante lo que considera "atrocidades" estadounidenses

El asalto final a Nayaf, ejecutado con la aquiescencia del primer ministro, Ayad Alaui, está sacando a relucir profundas grietas en su Gobierno y en las Administraciones regionales de Irak. Ayer dimitió el vicegobernador de la ciudad santa por las "atrocidades" cometidas por las fuerzas norteamericanas; la víspera, el viceprimer ministro, Ibrahim al Yafari, exigió la retirada de EE UU, y desde tres provincias del sur, de mayoría chií, se repiten las exigencias de autonomía. Un portavoz del prestigioso clérigo Alí al Sistani lanzó un llamamiento para que se respeten los sagrados lugares.

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"Alaui es partidario de emplear el puño de hierro. Está en su cultura", asegura un diplomático europeo. Y el lenguaje empleado por su ministro de Defensa, Hazem Shalam, es diáfano. Tilda de "villanos" a los insurrectos y asegura que "aplastará" el levantamiento de la milicia del clérigo radical Múqtada al Sáder.

Pero en su Gobierno los hay que no comparten en absoluto la pretensión de aniquilar al Ejército del Mahdi. Entre ellos, el vicepresidente, Ibrahim al Yafari, líder de Dawa, el primer partido político de confesión chií fundado en Irak, en 1958. Al Yafari reclamó anteayer que las tropas estadounidenses abandonaran Nayaf y dejaran a la policía y a la Guardia Nacional que resolvieran el sangriento conflicto. Todos son conscientes de que se está al borde de un abismo.

La penetración de los marines ayer hasta llegar a escasos centenares de metros del corazón del Vaticano chií, donde se halla el santuario del fundador del chiísmo, ha resultado ya insoportable para el vicegobernador de la ciudad, Yauat Hazem al Quraishi, quien presentó ayer su dimisión. No obstante, el gobernador de la ciudad, Adnan Zorfi, atribuye la decisión a la presión que supone para Al Quraishi el hecho de que su padre se halle secuestrado por un grupo de insurgentes. Por la tarde, 16 de los 30 miembros del Consejo de Gobierno de la Ciudad también presentaron su renuncia "en protesta por los bombardeos de EE UU".

Al rechazo a la decisión del chií Alaui de poner punto final, a cualquier precio, a la insurrección de los leales a Al Sáder se han sumado también en las últimas jornadas dirigentes relevantes de tres provincias del sur del país. Salam Maliky, vicegobernador de Basora, segunda ciudad del país, en la que se hallan las principales terminales desde las que se exporta el crudo iraquí, aseguró el miércoles que los gobernadores de Basora, Nasiriya y Maysan han decidido "romper con el Gobierno interino y reclamar autonomía". Alí Humus Musaui, jefe del Consejo de Gobierno de Amara, capital de Maysan situada 370 kilómetros al sur de Bagdad, destacó también que las tres provincias reclamarán autonomía por su radical desacuerdo con el enfrentamiento que el Ejecutivo mantiene con el clérigo radical chií.

Llamamiento de Al Sistani

Desde Dubai, Murtada al Kashmiri, portavoz de Alí al Sistani, señaló que este gran ayatolá -que ha rechazado siempre la violencia, pese a que sus exigencias de celebrar elecciones antes de elegir al Gobierno interino no se cumplieron- se muestra "dolorido, triste y preocupado", informa Reuters. "Hacemos un llamamiento para que se respeten los lugares sagrados", dijo Al Kashmiri.

Guardan silencio, por el momento, los líderes de uno de los dos partidos políticos, la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica de Irak (ASRII), que aspira a encabezar las preferencias de los electores chiíes en los comicios previstos para enero de 2005. Este partido está encabezado por Abdelaziz Baqer al Hakim, familiar muy cercano de Mohamed Báqer al Hakim, asesinado en agosto del año pasado en Nayaf en un atentado con coche bomba que dañó los muros exteriores del mausoleo de Alí y en el que perecieron más de 80 personas.

Y si muchos líderes políticos y religiosos chiíes muestran sin tapujos su desagrado ante el cariz que toman los acontecimientos, en las calles de varias ciudades iraquíes los ánimos están más que encrespados. En Basora, la segunda ciudad del país, miles de personas salieron ayer por la mañana a las calles para protestar contra el intento de aplastar al Ejército del Mahdi, la milicia de Al Sáder, y el cerco a los lugares sagrados chiíes. "Larga vida a Al Sáder", "Alaui y los americanos son infieles", "Alaui es enemigo de Dios", coreaban los manifestantes bajo un sol abrasador. Muy similares eslóganes gritaban los miles de personas que marcharon por las calles del barrio bagdadí de Kadhimiya, poblado principalmente por chiíes y en cuya principal mezquita reposan los restos de uno de los 12 primeros imanes de esta rama del islam. En las calles y restaurantes de la capital se observa a simple vista la preocupación de los bagdadíes, que discuten acaloradamente sobre la solución al delicado conflicto.

Policías iraquíes se manifiestan en Basora en apoyo al clérigo chií Múqtada al Sáder.
Policías iraquíes se manifiestan en Basora en apoyo al clérigo chií Múqtada al Sáder.REUTERS

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