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Reportaje:VIOLENCIA EN IRAK

Un continuo goteo de cadáveres

Las tropas de EE UU han tenido 931 bajas mortales desde el inicio de la guerra en Irak, 691 en acciones de combate

"Un nuevo marine muerto en Irak". El dramático anuncio llega casi a diario a los hogares de EE UU desde que el 19 de marzo de 2003 el país lanzara la intervención militar para derrocar al régimen de Sadam Husein. El Departamento de Defensa cifra el número total de pérdidas en 931 soldados, de los que 691 murieron como consecuencia de actos hostiles. Al ritmo actual, el umbral psicológico del millar será rebasado en el mes próximo (con la cooperación de la violenta insurgencia chií) y marcará un hito decisivo en la campaña electoral de George W. Bush.

En un país de la dimensión de EE UU, un millar de muertos en Irak no parece mucho. La cifra tiene impacto en las comunidades y cuarteles, y parcialmente en la opinión pública, que ha adoptado visiones mucho más críticas sobre la política oficial hacia Irak en los últimos meses. Pero la sociedad norteamericana encaja, de momento, las bajas militares, y en el ámbito político no hay una repercusión excesiva.

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Las elecciones se juegan, en buena medida, sobre el debate de la seguridad nacional, y el adversario del presidente George W. Bush en la carrera hacia la Casa Blanca, el demócrata John Kerry, no puede quedar atrás en la imagen de energía. En los 45 minutos del discurso con el que cerró hace una semana la Convención de Boston, Kerry no hizo mención directa del asunto de las bajas militares en Irak porque sus consejeros piensan que es mejor mantener un perfil bajo en esta cuestión.

Su mensaje en Boston subrayó que EE UU necesita "un presidente que tenga la credibilidad para poner a los aliados de nuestra parte y compartir la carga, para reducir los costes para los contribuyentes estadounidenses y los riesgos para nuestros soldados". "Ésa es la vía correcta para terminar el trabajo y traer las tropas de vuelta a casa", remachó en lo que se ha convertido en la línea argumental de su campaña contra la gestión de Bush de la guerra.

El presidente Bush defiende que los soldados enviados a Irak y Afganistán se están "sacrificando" por una misma causa, "la lucha por un mundo en libertad y en paz". "EE UU está agradecida a las familias que han perdido a sus seres querido", señala. Es la forma que tienen los políticos estadounidenses de demostrar que no se dejan "intimidar" por lo que consideran un pequeño grupo de insurgentes en Irak.

Difícil de prever un fin

Pero el Pentágono asegura que "es difícil" decir cuándo va a parar este goteo de bajas entre sus tropas. "Hasta que las fuerzas iraquíes no estén mejor entrenadas y equipadas para luchar contra los insurgentes, correrán riesgo", afirma el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. EE UU tiene desplegados 138.000 efectivos en Irak.

Las estadísticas hablan ya de 931 muertos y casi 6.100 heridos en los 16 meses de conflicto, según el Departamento de Defensa, lo que da una media casi dos soldados muertos al día.Si se toma como referencia el día marcado por George Bush como el del fin de los combates militares, desde el 1 de mayo de 2003 han muerto 781 soldados. Los meses más sangrientos fueron los de abril de 2004 (135 muertes), noviembre de 2003 (82) y mayo de 2004 (80).

Entretanto, la polémica sobre la ocultación por la Casa Blanca de las pérdidas humanas en Irak ha ido perdiendo fuerza: ya se pueden tomar fotos de los ataúdes cuando pisan el suelo de EE UU, aunque estos actos siguen controlados.

Diferencias con Vietnam

Buena parte de los electores estadounidenses eran muy jóvenes para vivir de cerca el drama de la guerra de Vietnam. Otros han preferido olvidarlo. Pero la campaña electoral está obligando a recordar la sangrienta derrota que sufrió EE UU y abundan las comparaciones con las bajas que se están registrando entre las tropas estadounidenses desplegadas en Irak desde hace 16 meses.

Las estadísticas del Departamento de Defensa muestran que en Irak se han superado con creces las 392 bajas estadounidenses registradas en los primeros tres años de conflicto en Vietnam (1962-1964).

Pero, si se toma como referencia la parte más dura del conflicto, el panorama cambia radicalmente y la comparación se hace imposible. EE UU llegó a registrar una media de 300 muertes semanales en los años de la gran ofensiva norvietnamita. Las pérdidas humanas pasaron de 1.926 militares en 1965 a 16.869, en 1968. Se calcula que más de 58.000 soldados perdieron la vida durante toda la guerra.La Administración de Bush puso especial atención a la hora de programar la invasión en minimizar el riesgo de pérdidas humanas, para así evitar una tragedia similar y el

síndrome de Vietnam

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