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Hallados un dolmen y un menhir donde se preveía instalar un parque eólico

Una pareja descubre en el Alt Empordà las construcciones neolíticas

Las montañas de la Albera, en el Alt Empordà, conservan una gran cantidad de construcciones megalíticas que prueban que el área fue poblada durante el periodo Neolítico. En esta zona fronteriza entre Francia y España hay más de un centenar de estructuras megalíticas, a las que hay que sumar un dolmen, un menhir y una cámara que podría ser funeraria hallados recientemente por el matrimonio de Portbou formado por Zwentiboldo Stroheker y María José Novés en la zona del Pla de Ras. El anterior Gobierno de la Generalitat tenía previsto ubicar en la zona un parque de molinos de viento para la obtención de energía eólica.

Los responsables del hallazgo ya habían descubierto anteriormente otros dos dólmenes, el del Pic de l'Àliga y el de la Font del Ginebre, en la misma zona de la sierra de la Albera.

Stroheker y Novés, comerciante y administrativa de profesión, respectivamente, encontraron los últimos monumentos megalíticos el pasado 4 de abril y, tras comunicar su hallazgo a las autoridades, arqueólogos del grupo de investigación Geseart revisaron el dolmen y el menhir el pasado 16 de mayo y confirmaron su autenticidad, así como la importancia del descubrimiento. En cuanto a la cámara funeraria, que ha sido encontrada bajo tierra y en perfecto estado de conservación, debe ser estudiada con más detenimiento.

Este matrimonio de Portbou practica el senderismo con asiduidad y tras su primer hallazgo casual se han aficionado a la arqueología, de tal manera que ahora "miran las piedras de otra forma", en busca de nuevos tesoros megalíticos.

Los recientes descubrimientos de esta pareja han sido publicados en la guía excursionista L'Albera Viva, que los ha premiado con 400 euros como incentivo a la búsqueda de monumentos megalíticos. El matrimonio destinará la recompensa a la creación de un archivo fotográfico y documental. Su intención es catalogar los descubrimientos locales para protegerlos y evitar que la construcción de nuevas infraestructuras los haga desaparecer, "porque estas construcciones, si no están localizadas, es como si no existiesen", explica María José Novés.

Su próximo objetivo es la localización de la ermita de Sant Salvador de Querroig, en el Rosellón (Francia), cuyas ruinas se cree que podrían estar en la población de Cerbère.

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