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LAS CONSECUENCIAS DEL 11-M | La comisión parlamentaria

Zaplana: "Mantengo que esos días tuve la sensación de que alguien jugaba con nosotros"

El socialista Rascón reprocha los "desajustes" del Gobierno del PP al insistir en ETA

"Dije y mantengo que esos días tuve la sensación de que alguien estaba jugando con nosotros", proclamó ayer Eduardo Zaplana, en su calidad de ex portavoz del anterior Gobierno, tras reiterar y remachar que ni él ni el Ejecutivo de José María Aznar mintieron en aquellos tres días de marzo, pero que "otros sí mintieron y manipularon". La palabra "mentira" fue la más pronunciada, al punto que el portavoz socialista, José Luis Rascón, quizá para buscar un punto de encuentro, le aclaró a Zaplana: "Yo no hablo de mentiras del Gobierno por respeto al que fue el ministro del Interior de mi país". Y añadió: "Hablemos de desajustes" informativos. Pero le reprochó que se inclinase por la hipótesis de ETA pese a las pistas que llevaban al terrorismo islamista.

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Rascón denominó "desajustes" a todos los elementos que, a juicio del PSOE y de los demás grupos de la Cámara a excepción del PP, el anterior Gobierno debería haber tenido en cuenta para no enrocarse hasta la noche del sábado 13 de marzo, víspera de las elecciones generales, en el mensaje de que la pista "prioritaria" era ETA. Reprochó al ex portavoz que mientras el Ejecutivo de Aznar disponía de sólo una posible pista que permitiera pensar en ETA como la autora del atentado y de bastantes más que, por el contrario, llevaban hacia el terrorismo islamista, hubieran optado por insistir en las sospechas sobre la banda terrorista. Pero como para el PP lo más relevante es superar la acusación de que su Gobierno mintió, Zaplana exhibió que la palabra "desajustes" le parecía estupenda.

"Yo me alegro de que ya no se hable de mentiras del Gobierno", subrayó. Después, con tono dramático, exclamó: "¡Ojalá que del 11 al 14 hubiéramos hablado de desajustes de forma serena y tranquila!". Y se quejó: "A partir del 11 a mediodía, al Gobierno no se le permitió que dijera nada sin acusarle de que estaba mintiendo".

Zaplana lamentó que, según él, haya "un doble rasero" entre las exigencias de transparencia a su Gobierno y las que tiene ahora el Ejecutivo socialista. "¡Ahora se habla de no dificultar la labor de investigación!", exclamó en referencia al hallazgo de un segundo coche en Alcalá de Henares sobre el que el actual ministro del Interior, José Antonio Alonso, justificó su silencio porque hay una investigación judicial abierta. "A nosotros no nos permitieron eso. Lo que nos decían era: 'Exigimos ya saber quién ha sido'. El doble rasero es evidente", concluyó.

Ése fue el final de una comparecencia de poco menos de tres horas, pues los comisionados la afrontaron tras las diez horas y diez minutos que duró la de Ángel Acebes. Y Zaplana, quizá aprovechando el cansancio de los comisionados y el manifiesto entusiasmo que en las filas del PP desató la comparecencia de Acebes, optó por la estrategia de que la mejor defensa es un buen ataque.

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Atacó desde el minuto uno. Primero, con una declaración en la que sentenció que el Gobierno en el que él era portavoz "no sólo no mintió, sino que, probablemente, pecó de exceso de información". En ese exordio afirmó que fueron "otros los que se dedicaron, desde el día 11, a evaluar el atentado desde el punto de vista electoral". Y que esos "otros mintieron y manipularon".

En esa línea de disparar primero, aseguró: "Lo paradójico es que nadie quiera responder hoy a aquellas tropelías y difamaciones que se dirigieron contra el Gobierno". Aún más, esos mismos "otros", a su juicio, "incumplieron la ley electoral sin que eso le preocupe a nadie".

Las manifestaciones

Este asunto, es decir, las manifestaciones ante las sedes del PP en la tarde-noche del sábado 13, fueron objeto de varios debates. El más tenso con Gaspar Llamazares, portavoz de Izquierda Unida. Llamazares le recomendó que "no se equivocara" pues se trató de "un movimiento ciudadano" en respuesta a que el anterior Ejecutivo "no era creíble". Zaplana rugió: "¡Por eso, porque no éramos creíbles, nos mandaron a la gente a las sedes!". Y se burló: "Si hubiéramos sabido que iban a venir, podíamos haber encargado vino y tortilla para todos".

Antes de este fuego cruzado, Zaplana había argumentado que, desde la tarde del 11, "hay quien empezó a correr bulos que el Gobierno tuvo que ir desmintiendo constantemente". Y que, por eso, él había sentido que "alguien estaba jugando" con ellos.

¿Quién fue ese alguien?, le preguntaron. "Los que fabricaron esas informaciones falsas", replicó. Enumeró, entre otras informaciones, los "kamikazes", que la policía "descartó a ETA" desde el primer día, que el PP "quiso suspender las elecciones", que el "vídeo de reivindicación del sábado se conocía desde aquella mañana"... Y retó a los comisionados a investigarlo: "Yo confiaba en que esta comisión hubiera indagado quién mintió y quién vulneró la jornada de reflexión. Esperaba que a sus señorías les interesara. No ha sido así. Lo lamento".

Como portavoz del Gobierno, se le preguntó por las llamadas que hizo el expresidente Aznar a los directores de los periódicos. Replicó que no les "presionó" sino que les "facilitó la información que en ese momento tenía". De paso, Zaplana insinuó que también José Luis Rodríguez Zapatero llamó a esos directores y pidió que se pregunte a los directores de los medios de donde venían los "bulos".

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