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Entrevista:JESÚS ARNALDO PÉREZ | Ministro de Exteriores de Venezuela

"No queremos cubanizar Venezuela"

Ramón Lobo

El ministro de Exteriores de Venezuela, Jesús Arnaldo Pérez, de 51 años, viste traje oscuro y corbata roja. En una entrevista celebrada en la Embajada venezolana en España, defiende con pasión el proyecto chavista. Está convencido de que su presidente, Hugo Chávez, ganará el referéndum revocatorio del 15 de agosto y garantiza la limpieza de un proceso que la oposición considera viciado por los límites impuestos a los observadores. Pérez, siempre pausado, se intranquiliza cuando se le pregunta por la composición del Consejo Nacional Electoral ("Son cinco personas. Dos están públicamente con la oposición y los otros tres mantienen posiciones muy acordes con el funcionamiento del poder electoral", dice).

"Cualquiera que sea el resultado del referéndum, será aceptado por el Gobierno"
"América Latina no puede ser vista sólo como un mercado para las empresas españolas"

En política exterior, el ministro reconoce que las relaciones con EE UU no pueden ser peores pero defiende la política de apoyo a Cuba y el derecho soberano de su país a llevarla a cabo. "No queremos cubanizar Venezuela", sostiene. Pérez se reunió la semana pasada en Madrid con su homólogo Miguel Ángel Moratinos para tratar asuntos bilaterales y preparar una próxima visita a España del presidente venezolano.

Pregunta. ¿Qué pasa si pierde Chávez el referéndum?

Respuesta. Es una hipótesis negada. Pensamos que el presidente tiene apoyo popular. Pero si se diera el caso, no pasaría nada: se hará lo que el pueblo decida. El presidente no está atornillado [en el cargo]. Nada impide que pueda participar en las elecciones que se organizarían después.

P. ¿Existe preocupación de que la parte derrotada el 15 de agosto no acepte el resultado?

R. El presidente Chávez ha sido claro: cualquiera que sea el resultado que dicte el Consejo Nacional Electoral será aceptado por el Gobierno. Pero ésa no ha sido la posición de la Coordinadora Democrática.

P. Hace meses, las encuestas eran desfavorables para Chávez y ahora parece que no son tan favorables para la oposición.

R. No sigo las encuestas. La prensa escrita, que nos es hostil, las utiliza mucho; es una forma de crear opinión. Tenemos informaciones de que hay una mayoría favorable y de que está creciendo el apoyo popular. Este proceso ha permitido al pueblo movilizarse y organizarse.

P. Uno de los éxitos recientes son las misiones de alfabetización: un Estado paralelo donde el Estado ha fallado. ¿Han incrementado estas misiones la popularidad del presidente?

R. Creo que sí. El presidente se dio cuenta de que la estructura del Estado no estaba para resolver problemas. Era una estructura burocrática en la que las decisiones no llegaban hasta el pueblo que votó por el cambio. Tenemos una economía informal que resuelve problemas. Puede que no sea ortodoxo para los economistas, pero resuelve los aprietos diarios de la gente. Así pasó con el Estado. Hubo que crear paralelamente estas misiones. Por ejemplo, el Ministerio de Educación alfabetizaba a 10.000 personas por año. Creamos la Misión Robinson y logramos alfabetizar a un millón en el mismo periodo. Lo logramos con el apoyo de Cuba con métodos ya probados. Pero nos dimos cuenta de que así se generaba una necesidad: muchos de los que aprendían a leer quieren ir después a la escuela primaria y se creó la Misión Robinson 2. Después querían seguir en la secundaria y creamos la Misión Rivas...

P. Estas misiones son una fuente de votos para Chávez.

R. Claro; es normal. Esa gente nunca fue consultada en las elecciones anteriores. Era una parte de Venezuela la que decidía. Hemos tenido mucho éxito con las misiones. Ahora hay médicos y ambulatorios en los barrios. Tenemos la capacidad de dar asistencia a 17 millones de venezolanos.

P. Pero hay datos negativos que contrastan con este optimismo: el desempleo ha pasado del 12% en 1998 al 17% este año; de 100 niños que iban a la primaria antes de llegar Chávez al poder, sólo 16 terminaban la secundaria, pero esta cifra no ha mejorado en estos seis años. Las misiones se sostienen gracias al precio actual del petróleo, pero si éste bajara a la cotización de 2001 no sería posible sostener todo el sistema. ¿Qué hay de cierto en esto?

R. Sabe que las estadísticas se pueden manipular. Lo que sí es verdad es que algunos indicadores macroeconómicos sufrieron mucho por el saboteo que hubo entre 2001 y 2002. Tuvimos una caída del PIB del 30%. Pero a finales de 2003 y a comienzos del año 2004 empieza la recuperación. Y no sólo mejora el PIB petrolero, también la construcción, la venta de autos, el consumo.

P. Ustedes tienen un problema grave con la actual Administración republicana de Estados Unidos. Quizá no ayude demasiado su relación especial con Cuba y Fidel Castro.

R. ¿Cuál es el problema con EE UU? Que ellos apoyaron un golpe de Estado y quisieron derribar a un Gobierno democráticamente elegido. Tenemos pruebas: los embajadores de Estados Unidos y España fueron los primeros en entrevistarse con el dictador. Todo esto ha perturbado enormemente las relaciones. Ellos fueron hostiles desde el principio. Se quiere imponer a un país soberano como Venezuela que no tenga relaciones con Cuba alterando todas las reglas. Esta fue una de las gotas que desbordaron el vaso. Tomamos una decisión soberana, como la de vender petróleo a Cuba, y nos cae todo encima. La culpa es de esos anticastristas que están amargados por un problema que sucedió y en el que no tenemos nada que ver. Nosotros no queremos cubanizar Venezuela; nosotros somos muy venezolanos. Cuba es un país que nos necesita. Estamos en contra de los embargos políticos. No vamos a pedir permiso a nadie para hacer comercio con un país, cualquiera que sea. Mantenemos las relaciones diplomáticas con Estados Unidos a pesar de todo. Mantenemos también las exportaciones petroleras a Estados Unidos. Ellos necesitan nuestro petróleo y nosotros, el ingreso. Somos un proveedor seguro.

P. Para un presidente como George W. Bush, que parece que se mueve por clichés de buenos y malos, no parece prudente que Chávez se entrevistara con Muammar el Gaddafi y Sadam Husein antes de la guerra.

R. Solo reaccionamos a las agresiones. Para defender la democracia no necesitamos a los norteamericanos. La democracia la defendieron el 12 de abril [de 2002] el pueblo y las Fuerzas Armadas. Si hay democracia ahora en Venezuela es gracias al presidente Chávez y al pueblo.

P. ¿Ha habido un cambio en la relación con España después de las elecciones de marzo?

R. Claro. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero está haciendo lo contrario de lo que hacía José María Aznar. Lo menos que podemos esperar es que la situación mejore. Las declaraciones de Rodríguez Zapatero hacia América Latina son muy positivas. España se estaba aislando de América Latina. Nos dolió mucho la hostilidad del anterior Gobierno hacia nosotros. Las conversaciones que hemos tenido son muy positivas [con Moratinos en Madrid. Y con Zapatero en la cumbre de Guadalajara]. América Latina no puede ser vista sólo como un mercado para las grandes empresas españolas. Las experiencias que tenemos no son muy buenas. Está bien que vengan y que ganen mucho dinero y que paguen por ello muchos impuestos. Pero hay más opciones: las cooperativas, cooperación cultural, atacar la pobreza y el analfabetismo. Allí pueden ayudar mucho... Se la unión entre América Latina y la UE.

P. En el 25 aniversario de la revolución sandinista, Daniel Ortega dijo que tras Cuba y Nicaragua, ustedes son la única experiencia de izquierda, pero el que fuera ministro de Interior, Tomas Borge, también señaló que el error de los sandinistas fue enfrentarse a la Iglesia. ¿No están repitiendo errores?

R. No creo. El enfrentamiento que hay en Venezuela es porque una cúpula muy reducida de la Iglesia católica se enfrentó a Chávez y apoyó el golpe de Estado. Los sandinistas se enfrentaron ideológicamente; nosotros, no. Somos cristianos. Yo lo soy, aunque evangélico. Y no hay una persona que aprecie más a la Iglesia y a la Biblia que el presidente Chávez.

José Arnaldo Pérez, en la entrevista en Madrid.
José Arnaldo Pérez, en la entrevista en Madrid.LUIS MAGÁN

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