Estados Unidos pudo detectar al menos en 10 ocasiones la preparación del 11-S
La comisión que investiga los atentados descarta vínculos entre Al Qaeda y Sadam Husein
Sin llegar a sugerir que los atentados de Nueva York y Washington pudieron haberse evitado, el informe final de la Comisión del 11-S cita 10 errores de los servicios de inteligencia y el Gobierno de Estados Unidos -cuatro durante el mandato del demócrata Bill Clinton y seis durante el Gobierno del republicano George W. Bush- que podían haber ayudado a detectar la preparación de los ataques terroristas. El informe, tal y como estaba previsto, descarta vínculos entre la organización terrorista Al Qaeda e Irak, pero confirma el tránsito de terroristas del 11-S a través del territorio de Irán.
Los diez miembros de la comisión también piden el establecimiento de un mando único para todos los servicios de espionaje de EE UU, algo que Bush se mostró ayer "dispuesto a estudiar". "Tengo mucho interés en recibir el informe", dijo ayer Bush en la Casa Blanca durante la presentación de una ley que, lejos de ser tranquilizadora, vuelve a añadir una dosis de miedo a la opinión pública: la ley de desarrollo de vacunas y antídotos para armas químicas y biológicas.
En todo caso, Bush parece dispuesto al menos a reflexionar sobre las recomendaciones de los diez miembros de la comisión, cuyas conclusiones están pactadas para ser unánimes y no son, por tanto, excesivamente críticas ni con este Gobierno ni con el anterior.
Los miembros de la comisión acudirán hoy a la Casa Blanca para entregar una copia al presidente Bush. Desde primera hora de la mañana, el informe estará disponible para su descarga íntegra en Internet en la dirección www.9-11commission.gov. El documento, de casi 600 páginas, también se pone a la venta hoy en las librerías a un precio reducido.
El informe enumera 10 torpezas de los servicios de inteligencia de EE UU en los años anteriores al 11-S. Entre las "ocasiones perdidas" para detectar la trama de los atentados figura la incapacidad de la CIA -por falta de coordinación interna- para poner los nombres de dos de los terroristas en su lista de sospechosos, a pesar de que había seguido en secreto una reunión que ambos mantuvieron en Malaisia en enero de 2000. El error permitió su entrada en EE UU meses después. Entre los errores está también la impericia del FBI, que no fue capaz de interpretar correctamente la detención de Zacarías Moussaoui. Este individuo, detenido en agosto de 2001, trataba de aprender a pilotar un avión comercial sin interés por las maniobras de aterrizaje. La comisión considera que Moussaoui había sido designado como sustituto en caso de que alguno de los 19 secuestradores se retirase de la operación o fuera detenido. El FBI nunca comunicó adecuadamente a la CIA la detención de Moussaoui.
La comisión cita también los intentos fallidos por capturar o matar a Osama Bin Laden. Aun así, el informe no establecerá como demostrado que los atentados pudieran haberse prevenido. Un miembro de la comisión, contactado por The Washington Post, lamentó ayer las "oportunidades perdidas; algunos dirán a partir de ahí que los atentados podían haberse evitado, otros dirán que deberían haberse evitado, y otros que es imposible saberlo. Nosotros lo que decimos es que no tenemos una respuesta a esa pregunta", aseguró.
Los miembros de la comisión dedicarán los próximos meses a defender su recomendación fundamental: la creación de un mando único para las 15 agencias de servicios de inteligencia repartidas por el Gobierno de EE UU. El Pentágono se opone a esa iniciativa porque su Oficina para la Inteligencia perdería poder y presupuesto; los congresistas republicanos también quieren posponer ese debate para que no pueda jugar en contra de la campaña política de Bush hacia su reelección presidencial.
Una encuesta publicada ayer por el Pew Research Center revela que el 62% de los estadounidenses opina que la comisión ha hecho un buen trabajo. Durante 20 meses, los miembros de la comisión han interrogado a más de 1.000 testigos y ha revisado cientos de miles de documentos, muchos de ellos confidenciales.
Uno de esos documentos ha provocado un efecto político inesperado en los últimos días. El ex consejero de Seguridad Nacional Sandy Berger se llevó de los Archivos Nacionales (sin darse cuenta, según él) unos informes secretos que no pueden sacarse de ese edificio. El FBI investiga el caso y el Departamento de Justicia ha decidido hacerlo público justo en los días anteriores a la publicación del informe. Berger ha pedido disculpas y ha dimitido como asesor de seguridad del candidato demócrata a la presidencia, John Kerry.
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