Arafat destituye a su primo para apagar la revuelta

Los territorios palestinos recuperan poco a poco su habitual anormalidad. El presidente, Yasir Arafat, revocó ayer el nombramiento de su primo, general Musa Arafat, como máximo responsable de la policía en la franja de Gaza. Con este gesto trataba de apagar la revuelta que estalló este fin de semana y que ha colocado al borde del precipicio a la Autoridad Nacional Palestina. En este contexto parece lógico pensar que el primer ministro, Ahmed Qurei, podría regresar a su puesto y romper la carta de dimisión presentada el sábado al presidente, según se asegura en círculos políticos.

La revuelta popular, la presión de las milicias armadas de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, el aparato político de Fatah en la franja de Gaza, los responsables de los diversos cuerpos de seguridad, un buen número de ministros y el propio jefe del Gobierno, Ahmed Qurei, lograron el domingo por la noche vencer la voluntad del presidente palestino Arafat y obligarle a anular el nombramiento de su primo Musa como jefe supremo de la policía de Gaza.

Arafat anunció la revocación ayer lunes, a media mañana, tras una noche de nuevas tensiones en los campos de refugiados de Rafah y Jan Yunes, donde las milicias armadas volvieron a enfrentarse a la policía palestina y trataron de asaltar y quemar las comisarías locales de la Seguridad Militar, la policía secreta que dirige desde hace diez años el odiado general Musa Arafat, convertido en un símbolo de la corrupción y ahora del nepotismo.

El presidente sustituyó a su primo con el general Abdel Rasek al Mayaida, el anterior jefe supremo de la policía en la zona, que había sido destituido tres días antes por "inepto" tras aquel viernes trágico en el que se registraron siete secuestros -los de dos altos mandos policiales y cinco cooperantes humanitarios franceses-, pertenecientes a la ONG Electricistas Sin Fronteras.

La destitución de Musa Arafat y su sustitución por el antiguo responsable del cuerpo había sido consensuada previamente por los emisarios de Arafat con los dirigentes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa de los campos de refugiados de Jan Yunes y Rafah, detrás de las cuales se esconde el ex responsable de seguridad coronel Mohamed Dahlan oriundo de esta zona, un hombre ambicioso, enfrentado políticamente a Arafat y a su clan, cabeza visible de las nuevas generaciones, que ha convertido a la vieja guardia y a los exiliados originarios de Túnez en sus peores enemigos.

El primer ministro palestino, Ahmed Qurei, mantenía ayer formalmente su dimisión como jefe de Gobierno, maniobrando así hábilmente en un intento desesperado por conseguir del presidente Yasir Arafat mas réditos personales y atribuciones, que le permitan gobernar libremente. En medios políticos palestinos se asegura que las negociaciones entre Qurea y Arafat son duras.

"Se trata de poner fin al caos, ya que es la manera de satisfacer nuestros intereses nacionales. Por eso decimos a Arafat que ha llegado el momento de activar nuestros organismos basándonos en las medidas adecuadas para nombrar la persona adecuada para el puesto adecuado. Lo que está pasando en Gaza es peligroso. Nadie está ganando la batalla", aseguró Qurei a sus ministros en una reunión extraordinaria del Gabinete, a la que siguió una nueva entrevista con Arafat.