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FÓRUM DE BARCELONA | Diálogos

Los microcréditos impulsan la educación de los niños pobres

Sólo el 20% de la población del continente latinoamericano recurre a los bancos

Mar Padilla

En los países subdesarrollados, donde el trabajo infantil está a la orden del día, un dato está claro: el sistema de microcréditos ha contribuido de forma decisiva a la escolarización del sector más pobre de la población. Más del 95% de los hijos de familias que se integran en este sistema alternativo de préstamos acuden a la escuela, y en muchos casos, acaban la educación secundaria y dan el salto a la Universidad, según los ponentes del diálogo del Fórum sobre la cuestión.

"El vehículo para salir de la pobreza no es el crédito, sino la educación que [sus beneficiarios] puedan dar a sus hijos", señaló ayer John Hatch, fundador de la organización FINCA. Hatch subrayó ayer que a pesar de que trabajan 24 horas al día y tienen un gran volumen de tareas, las madres que solicitan un microcrédito "no incorporan a sus hijos al trabajo, sino que están interesadas en que vayan a la escuela". No obstante, este efecto no repercute igual entre niños y niñas, porque estas últimas en ocasiones abandonan los estudios al finalizar la educación primaria y se incorporan a trabajar en las tareas del hogar.

"Las políticas de ayuda al desarrollo deben incorporar de forma firme la promoción de la igualdad de sexo", destacó una participante, quien denunció que en muchos países se potencia, sobre todo, la formación del varón. Sayeeda Rahman, del departamento de microcréditos de la Unesco en Bangladesh, subrayó que la educación es la inversión más importante en el desarrollo humano y recordó que en el mundo hay casi 900 millones de personas analfabetas, gran parte de ellas mujeres.

Mujer y pobreza

Es que la pobreza tiene rostro femenino, y más del 90% de los titulares de los microcréditos son mujeres. "Son el eje de la familia, las que más luchan por sacarla adelante, y son las que más se comprometen a devolver los créditos", advirtió Cecilia Denis, de la asociación Women Together.

Respecto al impacto de los microcréditos en Latinoamérica, la opinión es unánime: este sistema de apoyo financiero a los más humildes se ha convertido en el vehículo de futuro para luchar contra las sucesivas crisis que ha sufrido este continente a raíz de la globalización, hasta el punto de que son los propios gobiernos los que, por la vía de ONG u otras asociaciones, asumen y promueven estas políticas. María del Carmen Díaz, del programa de Microcrédito de México, señaló que, en este país, una cuarta parte de su población vive del autoempleo o del trabajo en microempresas, y son las microfinanzas "la vía de reconstrucción de la sociedad tras los cambios brutales de la globalización".

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Además de algunos gobiernos como el mexicano, el brasileño o el boliviano, poco a poco los grupos financieros también han ido interesándose en los microcréditos. José Juan Ruíz, del Santander Central Hispano (SCH), una de las entidades bancarias más influyentes en la zona, explicó que en gran parte de América Latina sólo el 20% de la población tiene acceso a los servicios financieros normales de un banco, por lo que, a finales de la década de 1990, decidieron embarcarse en varios proyectos de microcréditos para dar un servicio accesible a la mayoría, pero no por razones de responsabilidad social, sino como negocio. A través de un estudio, vieron que se podía ofrecer el servicio de forma masiva y que se podía sostener. "Se trata de tener en cuenta a la mayoría de la población", advirtió, mientras destacaba que "ningún país que ignora al 80% de sus unidades económicas puede prosperar".

Pancho Otero, del Instituto de Políticas de Microempresa en Bolivia -donde no por casualidad a las sucursales de microcréditos le llaman Banca de la Mayoría-, admitió que estas ayudas "son la estrategia más poderosa y eficiente para combatir la pobreza", pero en muchas ocasiones se implementan o se utilizan mal, "con descuido", cuando es una herramienta de "relojería fina" que hay que "mimar" para que dé resultado.

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Sobre la firma

Mar Padilla
Periodista. Del barrio montañoso del Guinardó, de Barcelona. Estudios de Historia y Antropología. Muchos años trabajando en Médicos Sin Fronteras. Antes tuvo dos bandas de punk-rock y también fue dj. Autora del libro de no ficción 'Asalto al Banco Central’ (Libros del KO, 2023).

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