El TSJC anula el veto del Ayuntamiento de Barcelona que impuso Ada Colau al museo Hermitage
El juez da la razón a los promotores del proyecto y anula las decisiones tomadas por el Gobierno municipal en 2022, con mayoría de Barcelona en Comú
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Varapalo judicial al Ayuntamiento de Barcelona por su negativa a permitir una franquicia del museo Hermitage en el puerto: el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha decidido dar la razón a los promotores del proyecto y anular las decisiones tomadas por el Gobierno municipal en 2022, controlado entonces por Barcelona en Comú, pero con el PSC como socio de gobierno. De hecho, el fallo de la sección quinta de la sala de lo contencioso-administrativo, al que ha accedido EL PAÍS, va más allá y anula un artículo del Plan especial de la nueva bocana del Puerto de Barcelona que el Consistorio utilizó como principal argumento para vetar el complejo cultural. Los magistrados, con un voto particular de dos de los cinco jueces que matiza la decisión conjunta, consideran que la ley no otorga poderes al Ayuntamiento para negarse a una idea concreta una vez abrió la opción cultural en el planeamiento: “No puede el Ayuntamiento de Barcelona aprobar un plan especial en el que se reserva la decisión sobre qué proyecto cultural puede ubicarse en el Edificio Central del Puerto de Barcelona”.
La decisión judicial llega tarde. Tras la invasión de Ucrania y los embargos internacionales a Rusia, difícilmente el proyecto podría llegar ahora a ejecutarse. Y Barcelona en Comú ya no gobierna en la ciudad. Preguntado por este diario, fuentes cercanas al fondo suizo-luxemburgués Varia, principal promotor del Hermitage en Barcelona, manifiestan “la satisfacción” por el fallo y señalan que su voluntad no es seguir por la vía judicial. Es difícil conocer cuáles serán los próximos pasos, pero la única vía plausible en estos momentos parece la de la indemnización, después de que el proyecto esté en vía muerta desde hace tres años ante la numantina oposición del Gobierno de Ada Colau. En el verano de 2022, los promotores pidieron 141 millones por daños y perjuicios tras poner en manos del despacho Pareja Abogados la cuestión judicial.
La primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, señaló la decisión del Gobierno municipal de apelarla sentencia, al considerar que el Ayuntamiento ha de poder tener capacidad de decidir los proyectos de ciudad que se instalen en terrenos portuarios. “Tenemos que poder decidir qué pasa en el puerto”, ha afirmado la tarde de este miércoles, en una intervención en la que también ha lamentado la falta de voluntad del anterior gobierno de lograr consensos. En su opinión, la batalla judicial es consecuencia de una actitud de “confrontación”.
La concejal de Barcelona en Comú, Janet Sanz, celebró el recurso ante el Supremo que presentará el actual Gobierno de la ciudad y se mostró convencida de la capacidad municipal para decidir “los usos del espacio público” del puerto-ciudad.
La sentencia del TSJC anula un fallo anterior del Juzgado Contencioso-Administrativo Número 4 de Barcelona que desestimó la suspensión cautelar demandada por la sociedad promotora Museo Hermitage Barcelona y se carga también la desestimación por parte del Ayuntamiento de los recursos de reposición instados por la misma sociedad y la Autoridad Portuaria, además de anular el artículo 6.1 del plan especial de la nueva bocana. Este último artículo era una especie de clave de vuelta en el galimatías normativo y jurídico por el que tenía que pasar el proyecto. Los promotores lograron la concesión para sacar adelante el proyecto, pero esa autorización estaba a una “condición suspensiva”: no sería efectiva hasta que Ayuntamiento y Autoridad Portuaria firmaran el convenio. Y el Consistorio se cerró en banda y hasta encargó informes a cuatro áreas municipales con los que argumentar su negativa: por riesgo de seguridad, por problemas de movilidad, por dudas en la viabilidad financiera y por el propio proyecto cultural.
Los magistrados consideran que el Ayuntamiento no tiene derecho a veto, entre otras cuestiones, porque “no deja de ser una restricción a una actividad económica, sin que esa limitación venga permitida por la Directiva de Servicios”. Incluso carga con el término “potestades públicas” que arroja uno de los informes elaborados por el Ayuntamiento: “No cita en qué precepto legal se fundamentan”.
El Hermitage es el proyecto cultural más ambicioso que se ha formulado para Barcelona desde la iniciativa privada. Preveía un edificio diseñado por el arquitecto japonés Toyo Ito junto al mar que albergaría seis salas de exposiciones, todas ellas alimentadas con el fondo del Museo Hermitage de San Petersburgo, para el que había un acuerdo de colaboración de 50 años. La cifras de los promotores situaban en 850.000 el número de visitantes en su primer año, aprovechando el gran reclamo turístico de la ciudad. La generación de empleo se situaba en los 400 trabajadores.
Ante el veto, Varia ha optado por otras iniciativas. Una en L’Hospitalet, un museo inmersivo en el complejo de Godó i Trias denominado The Factory Museum. Y otro, más ambicioso y de la mano del fondo de la baronesa de Thyssen, en el antiguo cine Comedia, para lo que han adquirido el edificio en la confluencia de la Gran Via y el paseo de Gràcia.
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