Jaque en Japón
LEONTXO GARCÍA
Muchos de sus millones de admiradores hubieran preferido que Bobby Fischer, de 61 años, desapareciese como un mito. Pero el ajedrecista más carismático de la historia fue detenido ayer en el aeropuerto de Tokio y afronta la extradición a EE UU por violar el embargo contra Yugoslavia en 1992. Con claros síntomas de enfermedad mental, su vida es ahora tan triste como fue su infancia.