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LA INVESTIGACIÓN DEL 11-M | La comisión parlamentaria

Dos policías ratifican que la furgoneta no fue inspeccionada en Alcalá de Henares

El portero contradijo ante el juez Del Olmo el testimonio que ofreció en el Congreso

Miguel González

Si el objetivo de la comisión del 11-M es determinar hasta qué momento dijo el Gobierno la verdad en relación con el atentado, el PP ganó ayer casi tres horas. El testimonio de dos policías ante el Congreso ratificó la versión oficial de que la furgoneta Renault Kangoo que abandonaron los terroristas en Alcalá de Henares no fue inspeccionada hasta su llegada al complejo policial de Canillas (Madrid), a las 15.30 del 11 de marzo.

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Luis Garrudo, el portero de la finca de Alcalá de Henares que denunció la presencia de la furgoneta, explicó a la comisión de investigación, el pasado 6 de julio, que oyó que se habían encontrado detonadores y cintas en el interior de la Kangoo antes de su traslado a Madrid, entre las 12.30 y las 13 horas del 11-M.

Un informe secreto del CNI, que los diputados pudieron leer a puerta cerrada el pasado martes, aseguraba que la furgoneta era "una reivindicación del atentado por sí misma" y que "los detonadores estaban a la vista, como dejados a propósito para llamar la atención".

Estos dos hechos hicieron creer a todos los grupos parlamentarios, salvo el PP, que el Gobierno tenía desde antes de lo que ha reconocido indicios que apuntaban a la autoría islamista.

El comisario jefe de Alcalá de Henares, Eduardo Blanco, ya dijo el mismo día 6 en el Congreso que nadie, salvo un perro entrenado para detectar explosivos, entró en la furgoneta antes de su traslado a Madrid, pero este policía no se encontraba presente durante la inspección, por lo que su testimonio no parecía suficiente para rebatir al del portero.

Ayer, el guía canino de la policía Francisco Javier Alemán aseguró que no observó nada sospechoso cuando inspeccionó el exterior del vehículo con ayuda de su perro Hanibal, a la búsqueda de posibles explosivos, y que sólo vio un chaleco reflectante a través de las ventanillas delanteras.

La comparecencia se prolongó con un exhaustivo interrogatorio sobre habilidades olfativas del can, dependientes de circunstancias tales como su ritmo de trabajo o su estado anímico, hasta que quedó de manifiesto que no fue Hanibal, sino Loby, el perro de otro agente, el que se introdujo en la Kangoo una vez que se forzó el portalón trasero. El portavoz de CiU, Jordi Jané, pidió la comparecencia de éste ante la comisión, ya que había acudido un "testigo equivocado".

Más útil resultó el testimonio del jefe del grupo de Policía Científica de Alcalá de Henares, Luis Martín Gómez. Éste explicó que fue la única persona que subió a la furgoneta antes de su traslado a Madrid, a las 14.15 horas. Explicó que, cuando se disponía a subir el vehículo a una grúa, se dio cuenta de que tenía una marcha metida. Penetró por el portalón trasero y levantó el seguro de la puerta delantera derecha, por la que posteriormente se introdujo para poner la palanca en posición de punto muerto.

No vio la bolsa

La operación, según dijo, apenas se prolongó unos segundos y no llegó a ver la bolsa de basura con los detonadores colocada bajo el asiento del copiloto. Martín Gómez negó "con total rotundidad" que, durante la estancia del vehículo en Alcalá de Henares, se descubriese la presencia de los detonadores o la cinta con los versículos del Corán, y calificó de "rotundamente falso" que los primeros estuviesen a la vista, como afirmaba el documento del CNI.

Según el agente, para advertir la presencia de la bolsa habría sido necesario realizar una inspección ocular, pero los protocolos policiales establecen que ésta no se haga en plena calle, sino en instalaciones preparadas para ello, como la comisaría de Moratalaz, Jefatura Provincial de Policía, donde inicialmente iba a llevarse el vehículo, o el complejo de Canillas, sede de la Comisaría General de Policía Científica, donde finalmente se trasladó.

El cometido de Martín Gómez era, según dijo, evitar que la furgoneta se manipulara y preservar las posibles pruebas o huellas, por lo que garantizó que, salvo él mismo, para ponerlo en punto muerto, y el perro, para buscar explosivos, nadie penetró en su interior.

El testimonio del portero quedó más comprometido si cabe cuando, en mitad de la sesión de la mañana, los diputados recibieron la declaración judicial que prestó el pasado 19 de mayo.

Ante el juez Juan del Olmo, Garrudo declaró: "Luego se enteró [de] que en el interior de la furgoneta había, entre otras cosas, siete detonadores, pero cree que no lo oyó en ese momento [mientras observaba desde el portal de su edificio en Alcalá de Henares la inspección del vehículo], no puede precisarlo, ya que a lo mejor se lo dijeron después".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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