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EL FUTURO DE IRAK

EE UU canjeó en secreto con Arabia Saudí cinco prisioneros de la base de Guantánamo

Riad liberó a cinco occidentales a cambio de saudíes que combatieron con los talibanes

EE UU entregó a Arabia Saudí a cinco detenidos de Guantánamo en mayo de 2003 a cambio de que Riad liberara a cinco británicos y a otros dos occidentales, condenados allí por atentados terroristas. Las respectivas transferencias de presos fueron divulgadas cuando ocurrieron, pero la conexión la reveló ayer el diario The New York Times citando a fuentes anónimas de los tres países. Washington negó ayer la existencia de tal acuerdo. De ser cierta la versión del rotativo, mostraría la disposición del Gobierno de Bush a hacer excepciones en la política antiterrorista cuando hay intereses superiores.

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En este caso el interés sería complacer a dos países aliados en vísperas de la guerra de Irak. Porque, aunque la transferencia desde Guantánamo se realizó ya comenzada la invasión, el último y más intenso tramo de las negociaciones tripartitas habría tenido lugar los dos meses previos, febrero y marzo.

El Gobierno saudí públicamente repudió la invasión, pero prestó apoyo logístico a EE UU, permitiéndole que lanzara operaciones aéreas desde las bases estadounidenses en territorio saudí. La monarquía necesitaba poder demostrar a su opinión pública que no había sido una ayuda gratuita, y el traslado de prisioneros de Guantánamo ofrecía esa posibilidad.

No fue, sin embargo, un trato fácil. Las fricciones se produjeron particularmente entre Riad y Washington. Y dentro de la Administración estadounidense hubo sectores del Pentágono y de la CIA que se mostraron frontalmente opuestos a la concesión.

Por su parte, el Gobierno de Tony Blair rechazó la condena de sus cinco ciudadanos, afirmando que les habían obligado a confesar mediante tortura. Los saudíes les acusaron de pertenecer a las mafias de contrabando de alcohol y de atacar a otros contrabandistas occidentales del bando opuesto.

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El trato del intercambio de presos se gestó en agosto de 2002, mediante una propuesta diplomática del embajador de EE UU en Arabia Saudí, Robert Jordan, abogado personal de Bush. Jordan planteó la entrega de cinco detenidos de Guantánamo al ministro de Exteriores saudí, Saud al Faisal, un mes después de que una delegación árabe visitara el penal de Guantánamo y entrevistara a sus cerca de 130 súbditos allí recluidos, de los que Al Faisal dijo que "en su mayoría" eran inocentes capturados por error.

La oferta se hizo en un momento en que en el Pentágono y la CIA reinaba un clima de desconfianza sobre el verdadero compromiso de Riad en la lucha contra el terrorismo.

Durante las reuniones decisivas en Washington, militares y altos funcionarios de la agencia de espionaje objetaron no sólo la fiabilidad de los saudíes, sino que también expresaron dudas sobre la conveniencia, de cara a otros aliados, de adoptar una política de doble rasero en Guantánamo. Y, por último, cuestionaron la peligrosidad de los detenidos, supuestamente vinculados en distinto grado al terrorismo. ¿Qué haría el Gobierno de Arabia Saudí? ¿Podría liberarlos?

La respuesta a esa pregunta aún no la saben. El Gobierno saudí ha dado versiones contradictorias sobre el paradero de los cinco y sobre su situación legal. Primero afirmaron que dos de ellos habían sido liberados y luego que ninguno; también dijeron que todos habían sido juzgados y condenados por combatir con los talibanes en Afganistán, y posteriormente declararon que aún no se les habían formulado cargos.

Lista de 15 candidatos

En respuesta a la propuesta del embajador Jordan, los saudíes presentaron una lista de 15 candidatos. Washington la rechazó y confeccionó su propia lista. El tira y afloja continuó hasta febrero de 2003, cuando Al Faisal aceptó la oferta. Paralelamente, el Reino Unido proseguía negociando la liberación de sus cinco ciudadanos y de un belga y un canadiense, incluso el príncipe Carlos llamó personalmente al príncipe Abdulá, heredero del trono.

Finalmente, a fines de marzo, días antes de la invasión de Irak, el rey Fahd otorgó clemencia a los británicos, pero no los liberó. Llegado ese punto, y siempre según la versión de las fuentes citadas por el diario estadounidense, el Departamento de Estado dio instrucciones a sus diplomáticos de que no fueran explícitos sobre el quid pro quo (intercambio) durante las negociaciones. El 14 de mayo trasladaron a los cinco saudíes de Guantánamo a Riad, justo dos días después de que 35 occidentales murieran en un atentado con coche bomba en la capital árabe. Tres meses después, en agosto, Arabia Saudí liberó a los británicos, el canadiense y el belga.

Un preso es conducido por varios militares en el campo de detención de Guantánamo.
Un preso es conducido por varios militares en el campo de detención de Guantánamo.ASSOCIATED PRESS

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