El Mediterráneo y Navarra, puntos débiles en la lucha contra Al Qaeda
Alicante, Valencia y Tarragona, provincias con mayor riesgo de atentados, sólo disponen de tres especialistas en terrorismo islamista
El corredor de la costa mediterránea (las provincias de Alicante, Valencia y Tarragona), en el que, a juicio de los servicios de información, se congrega el mayor foco de fundamentalistas, cuenta con sólo tres especialistas en terrorismo islamista, según reconocen mandos de las fuerzas de seguridad del Estado. Estas provincias y Navarra, donde no hay ningún experto dedicado a esta materia, son los cuatro "agujeros informativos" que el Ministerio del Interior proyecta cubrir este verano para prevenir posibles atentados de Al Qaeda.
La Guardia Civil alertó de posibles ataques a un parque de ocio, una refinería y tres nucleares
El corredor mediterráneo, con un gran flujo migratorio y numerosas mezquitas dirigidas por imanes rigoristas, se considera la zona de mayor riesgo potencial de atentados de Al Qaeda y al mismo tiempo de "déficit informativo" sobre las actividades de sus células durmientes, según reconoce un alto funcionario de Interior.
La Guardia Civil elaboró desde el 11-S informes internos en los que advirtió de posibles atentados de Al Qaeda en este triángulo de "alto riesgo" (Alicante, Valencia y Tarragona) y señaló reiteradamente tres posibles objetivos terroristas: la refinería de Repsol, las centrales nucleares de Ascó I, Ascó II y Vandellós II, y el parque de Port Aventura, instalaciones ubicadas en Tarragona, la provincia en la que se ha detectado una mayor actividad de los radicales islamistas.
Mohamed Atta, el jefe de los pilotos suicidas que perpetraron los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, en Nueva York y Washington, se reunió en julio de 2001 en Tarragona con Ramzi Binalshibh, el coordinador del atentado, para ultimar los detalles del ataque y recoger visados y pasaportes falsos. Allí, recibieron presuntamente la ayuda de Mohamed Belfatmi, un argelino que residía en Vilaseca y que semanas antes del 11-S voló a Karachi (Pakistán) junto a miembros de la denominada célula de Hamburgo. Se cree que otros islamistas residentes en la zona les facilitaron apoyo.
En enero de 2003 fueron detenidos en Girona y Barcelona 16 argelinos y marroquíes por su presunta integración en una célula salafista. Uno de ellos tenía en su poder un teléfono móvil manipulado de la misma forma que los empleados en el ataque terrorista del 11-M.
Los informes de riesgos de atentado en la costa mediterránea fueron redactados por el oficial J. L. C., destinado en el servicio de información de la comandancia de Tarragona y remitidos a sus mandos en la Dirección General de la Guardia Civil. El citado mando y tres agentes conforman el único grupo de especialistas en terrorismo islamista del corredor mediterráneo, aunque ha sufrido una baja. Al ascender a comandante el jefe del grupo ha sido relevado de su puesto porque no hay plazas de su categoría en la zona.
La policía y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no tienen a ningún experto en esta materia en Valencia, Alicante o Tarragona. Para investigaciones puntuales se trasladan desde Madrid los escasos agentes de la Unidad Central de Información Exterior, unos 50 en total, la mitad dedicados a tareas burocráticas, congresos y atención de comisiones rogatorias de los juzgados. Los agentes del comisario Mariano Rayón reciben allí el apoyo de los policías destinados en los servicios de información de esas jefaturas provinciales.
Un alto mando de la comisaría general de información de la policía, el departamento dedicado a combatir el terrorismo, describe así la situación: "Teníamos una estructura de juguete. En provincias no había nadie dedicado exclusivamente al terrorismo islamista. En esas zonas calientes sólo había agentes generalistas. El 95% de los recursos estaban volcados a ETA. Toda la estructura se diseñó para combatir a ETA. Nadie pensaba que éstos nos iban a sacudir".
La situación es similar en la Guardia Civil. Existe un grupo de expertos en terrorismo islamista adscritos a la UCE 2 en Madrid, unas 50 personas, pero ningún especialista destinado en provincias, salvo los tres agentes que operan en Tarragona.
Alicante está considerado por los expertos otro de los puntos más débiles en la lucha contra el terrorismo islamista. En esa ciudad se ha detectado una preocupante actividad de fundamentalistas. En junio de 2001 fue detenido allí Mohamed Bensakhira, de 34 años, presunto miembro del comando Meliani, una célula de Al Qaeda establecida en Hamburgo que proyectaba volar la sede del Parlamento europeo en Estrasburgo (Francia). Entonces, Bensakhira era uno de los hombres más importantes de Al Qaeda en Europa.
El servicio de información de la policía en Alicante lo integran 16 agentes, pero ninguno es especialista en terrorismo islamista. La Guardia Civil y el CNI tampoco tienen expertos en esa zona en la que reside la mayor comunidad de ciudadanos argelinos.
Las mayores redadas contra miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) se han registrado desde los años noventa en la Comunidad Valenciana, en la que ninguno de los tres cuerpos anteriormente mencionados cuenta con un solo especialista en esta clase de terrorismo. Allí se desplazó, en la primavera de 2001, desde Milán Essid Sami Ben Khemais, Saber, de 33 años, un tunecino que nada más regresar a Italia fue detenido y condenado como miembro de Al Qaeda. "Rebélate y golpea... No necesito a un ejército. Sólo a dos personas que extiendan el gas", confesó en una de sus conversaciones telefónicas grabadas por la policía.
Los informes remitidos por todos los servicios al Ministerio del Interior apuntan a Navarra como el "agujero" más grande. En esta comunidad foral han sido detectados y detenidos numerosos militantes del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), una escisión del GIA. Mohamed Berlazziz, al que se intervino un diario en el que anunciaba su suicidio, fue detenido en Cascante en septiembre de 2001. Quedó en libertad sin cargos por falta de pruebas; Abdennabi Kounjaa, marroquí, de 29 años y uno de los siete terroristas que se suicidó en Lavapiés, vivía en Funes, una localidad de 2.300 habitantes en la que impartió clases a niños musulmanes en una mezquita local; Daoud Ouhanne, argelino, de 34 años, cuyas huellas fueron halladas en los escenarios del 11-M, residió en Corella hasta el pasado mes de mayo. Huyó al publicarse su fotografía.
Un alto funcionario de Interior asegura que a lo largo del verano se "irán cubriendo paulatinamente" las cuatro zonas frágiles, además de Ceuta y Melilla, con "algunos" de los 300 nuevos agentes que se están formando para combatir a Al Qaeda.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Navarra
- Comisiones investigación
- 11-M
- Terrorismo internacional
- VIII Legislatura España
- Al Qaeda
- Congreso Diputados
- Comisiones parlamentarias
- Política antiterrorista
- Legislaturas políticas
- Atentados terroristas
- Gobierno
- Seguridad nacional
- Lucha antiterrorista
- Parlamento
- Grupos terroristas
- Administración Estado
- España
- Terrorismo
- Administración pública
- Defensa
- Política