La policía alertó en noviembre de 2003 de atentados de Al Qaeda "en fechas próximas"
El apoyo de Aznar a la invasión de Irak incrementó el riesgo para España, según un informe
La policía esperaba un atentado de Al Qaeda contra España desde el 28 de noviembre de 2003, poco más de tres meses antes del 11-M, según un informe desclasificado el pasado viernes por el Gobierno. "España figura ya como objetivo declarado por Al Qaeda, y esta organización está cumpliendo sus amenazas, atentando contra países que han sido recientemente incluidos como tales, por lo que cabe deducir que España podría ser objetivo, bien en nuestro territorio, bien contra intereses españoles en otro país, en fechas próximas", dice el documento de la Unidad Central de Información Exterior.
El título del texto, remitido ayer a la comisión de investigación del Congreso sobre el 11-M, es suficientemente significativo: Informe sobre el aumento del grado de amenaza que supone el terrorismo islámico en España. "Fruto de la colaboración existente con diferentes servicios amigos", explica, "se han podido conocer una serie de nuevos hechos que, por sí mismos y por el grado de trascendencia que suponen, han dado lugar a una elevación del grado de amenaza".
En concreto, cita las amenazas vertidas el 21 de mayo de 2003 por el número dos de Al Qaeda, Ayman Al Zahawiri que, aunque aludió expresamente a EE UU, Reino Unido, Australia y Noruega, interpreta dirigidas contra "los intereses de las fuerzas de la coalición"; en referencia "a los países que tienen destinadas fuerzas militares en Irak".
También se refiere al comunicado del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, de 11 de septiembre de 2003, en el que la organización terrorista argelina se declara fiel a Bin Laden.
El informe explica que, según servicios extranjeros, el grupo integrista paquistaní Lashkar-E-Jangvi estaría planeando atentados suicidas contra intereses occidentales en su país y que "las informaciones señalan a España como uno de los objetivos de dichos ataques". Agrega, citando las mismas fuentes, que Al Qaeda "estaría reclutando extremistas islámicos en Túnez y Argelia, para trasladarlos posteriormente a Alemania y España al objeto de planear atentados en Europa".
Tras enumerar las investigaciones en España contra grupos integristas, los expertos concluyen que los datos disponibles refuerzan "el grado de amenaza en, o contra, nuestro país" y recuerdan que "el terrorismo islámico ha atacado recientemente intereses de Italia y Reino Unido, países que, como España, habían sido citados en el último comunicado de Bin Laden".
El informe del pasado 28 de noviembre no fue el primero que advertía del riesgo para España del integrismo islámico. El Gobierno remitió ayer al Congreso dos documentos de la Comisaría General de Información, de 20 de febrero y 1 de junio de 2003, también desclasificados el viernes.
Amenaza mayor
El primero, redactado un mes antes de la invasión de Irak, afirma: "La eventual intervención militar de EE UU en Irak está generando una mayor amenaza terrorista para los países occidentales, y muy especialmente en el caso de aquellos que lo están respaldando, por lo que, en el hipotético caso de que estallen las hostilidades, el riesgo de que se materialice dicha amenaza se elevaría muy considerablemente, sobre todo más allá de las fronteras respectivas (especialmente contra intereses estadounidenses y de la UE en Estados islámicos)".
"Con respecto a España", agrega, "aunque todavía no se tiene conocimiento de que se haya vertido ninguna amenaza expresa contra nuestros intereses, la posición que sostiene en la actualidad nuestro Gobierno obliga a ponderar el incremento de la amenaza de riesgo dado que nuestro país podría sumarse a la lista de principales aliados de EE UU".
El informe constata "la existencia de indicios, cada vez más preocupantes, respecto a la implantación de las distintas tendencias islámicas radicales en la población musulmana radicada en España (especialmente la comunidad magrebí), situación que puede desembocar en el establecimiento de infraestructuras estables con capacidad más que suficiente para llevar a cabo una actividad terrorista continuada y coordinada". En concreto, alude a "una mayor presencia de musulmanes radicales [...] y un incremento considerable" de la propaganda de grupos terroristas en algunas mezquitas, escuelas coránicas y carnicerías islámicas; así como "un mayor grado de peligrosidad en las actividades de miembros de las redes vertebradas en las infraestructuras de las organizaciones islamistas violentas".
El informe del 1 de junio, ya concluida la guerra, afirma: "El apoyo de nuestro Gobierno a la intervención militar en Irak sin duda es un factor de riesgo para España que se viene a añadir a los ya existentes, pero quizá no el más determinante y peligroso".
Tras constatar que el ataque contra la Casa de España en Casablanca, el 16 de mayo de 2003, fue el más sangriento de los perpetrados en la ciudad marroquí, alega que "no solamente podría estar relacionado con el conflicto de Irak". Sí reconoce el documento el recelo que el apoyo español a la invasión de Irak "ha levantado entre la población palestina y en varios países islámicos".
Un cuarto informe, fechado el 29 de abril pasado, ya después de la matanza de Madrid, afirma que ésta "podría haber obedecido también a la necesidad de causar un mayor impacto en la opinión pública, sobre todo a tenor de la cita electoral del 14-M, unida indefectiblemente" a la "presencia de tropas [españolas] en Irak".
Advierte de que, "aunque el núcleo central de la célula islamista relacionada con los atentados del 11-M ha sido neutralizada, no es descartable que alguno de los terroristas que permanecen huidos intente perpetrar alguna acción violenta y espectacular, dado su exacerbado fanatismo".
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