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Reportaje:NOTICIAS Y RODAJES

La Habana, una ciudad gris y vibrante

Benito Zambrano rueda en la capital cubana 'Habana blues', homenaje a la música y a los jóvenes

Rocío García

Desde una de las azoteas de la calle de San Miguel, en pleno centro de La Habana, se divisa una ciudad triste y gris. Si bajas a la calle, todo es energía, fortaleza y bullicio. "Esto es La Habana, una ciudad donde la gente lo está pasando muy mal pero cuya juventud es guapa, limpia, con mucho talento, llena de vida, ganas y calor", asegura el realizador Benito Zambrano (Lebrija, Sevilla, 1964) mientras contempla un horizonte de edificios desvencijados y bellísimos. Es este contraste, auténtico y real, que Zambrano ha conocido y vivido con pasión durante años en Cuba, lo que intenta retratar en Habana blues, su segundo largometraje tras el éxito de Solas y la serie televisiva Padre Coraje. Zambrano vive su Habana blues como el íntimo homenaje que quiere ofrecer a un país que le ha dado todo. Zambrano, que estudió en la escuela cubana de San Antonio de Baños de 1992 a 1994 -"su influencia ha sido muy importante para mí, me redescubrí con el creador que yo quería ser, llegué con un rollo y salí con otro, más vital, más alegre, más loco, con todo lo que tiene que ver con este país"-, escribió el guión de Habana blues ya entonces, en tierras cubanas, a raíz de un concierto en un parque habanero en 1994 con Santiago Feliú y Gerardo Alfonso, de la Nueva Trova Cubana. "Me llevé de La Habana un proyecto y ahora regreso, casi diez años después, para cumplir ese sueño", dice el director, que firma el guión junto a Ernesto Chao.

La propia realidad ha ido modelando esta historia de música e ilusiones -"si algo bueno tiene andar por aquí es que te encuentras una Habana con las puertas abiertas y sin secretos"- hasta llegar a convertir el guión en toda una crónica de una generación de jóvenes músicos cubanos.

Habana blues narra la amistad de dos jóvenes músicos -Alberto Y. García, en el papel de Ruy, y Roberto Álvarez como Tito- que están preparando un concierto de presentación como dúo. En sus vidas se cruza Marta (Marta Calvo), una productora musical española que llega a Cuba en busca de jóvenes talentos. Los sueños de éxito, de salida del país, la supervivencia, la seducción, los que se van, los que se quedan..., todo se entremezcla en una historia que tiene que ver con lo que se vive en la actualidad en el país caribeño. "Es una mirada amable de lo que pasa. Nunca me he planteado hacer una película crítica sobre la situación de Cuba, eso les corresponde a los cineastas cubanos. Yo lo que he querido es homenajear a un país que me ha dado mucho, sencillo pero no simple", asegura Zambrano, con bastantes kilos de menos, no se sabe si producto de los calores o de los agobios de rodar en una isla que carece de lo más elemental.

Un grupo de 115 técnicos, en su mayoría cubanos, arropa a un equipo artístico verdaderamente entusiasmado: "Fue un casting devastador, pero es lo más grande que me ha pasado en la vida" (Alberto Y. García); "yo iba a ser el negro de la película y me hice las trencitas y aquí estoy" (Roberto Álvarez, un actor de tez blanca). Junto a García y Álvarez, trabajan también Yailene Sierra, los niños Ernesto y María Escalona y la gran cantante Zenia Marabal, en una producción de Maestranza Films (España), ICAIC (Cuba) y Pyramide (Francia), con un presupuesto de unos tres millones de euros.

Y aunque Habana blues es una historia de amistad, la música es protagonista estelar de la historia. El filme es una combinación perfecta de actores y músicos. Actores que hacen de músicos y músicos profesionales que han sabido lo que es la interpretación. Ha sido toda una escuela, dirigida y mimada por Juan Antonio Leiva -"el gran Leiva" le llaman-, el productor musical de Habana blues, que contará con 18 temas originales. "Quería ofrecer una visión rica y diferente de la música cubana, implicar a jóvenes creadores cubanos y que participaran. A lo mejor, la gente se aburre de ver la película, pero seguro que de oír la banda sonora no", dice un generoso Zambrano.

Para Leiva, grande y candoroso, "la mirada de Benito sobre la música cubana es la más honesta". "Hemos huido de lo que se conoce, la salsa, el son, y hemos optado por una faceta menos oficial, hemos buscado músicos que viven para la música, hemos rastreado en circuitos más underground buscando un proyecto más vitalista que musical, grupos con una actitud irreverente ante la vida", explica Leiva en los estudios de Radio Rebelde, donde se grabó el programa que El séptimo vicio emitirá mañana en Radio 3, de Radio Nacional de España.

El casting musical ha sido muy riguroso y, ante los ojos de Leiva, han desfilado centenares de grupos de hip-hop, reggae, heavy metal, pop, rock, rap y fusiones. La música más auténtica y desconocida aparecerá en Habana blues de la mano de fuertes y talentosos grupos como Free Hole Negro, Tribal, Tierra Verde, Scape, Kumar Termari o Porno para Ricardo. Todas sus actuaciones se podrán luego disfrutar en el CD y el DVD que se realizará de la película.

Todavía de noche, baja Zambrano de la azotea del edificio de San Miguel. El calor y el ruido siguen inundando las calles de La Habana. Zambrano sabe que Cuba vive una situación complicada, que necesita de mucha tranquilidad y ayuda, y también que su falta de esperanza es agotadora. "Yo miro a La Habana con ternura pero de frente".

En el asiento delantero, Roberto Álvarez y Marta Calvo. Detrás, de izquierda a derecha, Alberto Y. García, Osvaldo Doimeadios y Rouger Pera, durante el rodaje en La Habana.
En el asiento delantero, Roberto Álvarez y Marta Calvo. Detrás, de izquierda a derecha, Alberto Y. García, Osvaldo Doimeadios y Rouger Pera, durante el rodaje en La Habana.ÁNGEL YU
El realizador Benito Zambrano con el niño Ernesto Escalona, en una pausa del rodaje de <i>Habana blues.</i>
El realizador Benito Zambrano con el niño Ernesto Escalona, en una pausa del rodaje de Habana blues.ÁNGEL YU

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