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Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO
Tribuna
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El CNIC, una esperanza necesaria

En las últimas semanas el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha estado en el ojo del huracán y, aunque quizá la objetividad de cualquier análisis se fundamente en la distancia de los acontecimientos, conviene también dejar patentes las opiniones y sensaciones para evitar que la incertidumbre se convierta en enemigo indeseado. Este centro fue concebido hace dos legislaturas, con la mejor de las intenciones, por el entonces director del Instituto de Salud Carlos III José Antonio Gutiérrez Fuentes. Siguiendo un modelo similar al del ya creado Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, el doctor Gutiérrez, conocedor de la importancia de los liderazgos científicos de alto nivel, convenció para dirigirlo al Profesor Salvador Moncada, persona de gran renombre y contribuciones científicas cruciales en el campo de la fisiología vascular.

Un conjunto de avatares políticos y cambios de escenario ha concitado la tormenta de estos últimos días, donde la imagen del CNIC y la de Moncada se han visto empañadas de manera improcedente. El profesor Moncada se ha comprometido intelectual y emocionalmente con este proyecto desde su concepción, ha creado un equipo técnico y administrativo de apoyo, funcional y operativo en un corto período de tiempo y ha plasmado sus ideas en una estructura de trabajo y un edificio de investigación de primer nivel en nuestro país, cuyas obras todavía no han finalizado.

Nosotros hemos formado parte de este proyecto desde su comienzo como jefes de grupo y tenemos, por tanto, la obligación y el privilegio de agradecerle sus esfuerzos para lograr un centro competitivo internacionalmente. A día de hoy, no es posible asegurar la continuidad de Moncada en el proyecto y está claro que su vinculación al mismo del modo que mejor resulte para el proyecto será siempre un aval indiscutible. Más allá de esta circunstancia, y más allá de cualquier persona que forme parte del proyecto, queremos resaltar que queda todavía mucho trecho por recorrer y que la oportunidad no se puede desaprovechar.

Aunque sea una frase manida, las enfermedades cardiovasculares constituyen hoy la primera causa de mortalidad en el mundo occidental y, a pesar del amplio armamentario farmacológico disponible, estamos aún muy lejos de poder prevenir o combatir eficazmente patologías como el infarto de miocardio o los accidentes cerebrovasculares. La posible solución al problema pasa por el desarrollo de programas de investigación donde coexistan perspectivas multidisciplinares y personas con formación en aspectos bioquímicos, biológicos, clínicos y epidemiológicos. Ésta es una de las finalidades fundamentales del CNIC y en ello ponemos el empeño diariamente cerca de 150 personas que, cada una en su cometido y período de formación, tienen acreditada su calidad. Además tenemos la posibilidad de atraer científicas y científicos del máximo nivel que han mostrado su enorme interés en el proyecto. Entre estas personas se encuentran varios investigadores e investigadoras en formación en algunos de los mejores laboratorios del mundo que serán recuperados para el CNIC con el fin de desarrollar líneas de vanguardia, como por ejemplo la utilización de células madre en regeneración miocárdica.

El CNIC es hoy un recién nacido que goza de buena salud y que cuando llegue a su fase adulta puede representar un valor importante para la investigación biomédica española y por ende para toda la sociedad, que debe ser la destinataria final de los beneficios de este importante esfuerzo. Estamos convencidos de la sensibilidad y compromiso del nuevo equipo del Ministerio de Sanidad y Consumo con estas ideas y sólo nos queda confiar en que apuntalen el edificio CNIC en su más amplio sentido para que, como afirma uno de sus integrantes, "dentro de 50 años cuando ya no estemos ninguno de nosotros por aquí, el CNIC seguirá siendo una obra perdurable y útil a la sociedad en la que se estará generando conocimiento científico del más alto nivel".

Lisardo Boscá, Santiago Lamas y Juan Miguel Redondo son jefes de grupo en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

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