Australia teme al terrorismo islamista
Los laboristas afirman que si ganan las elecciones las tropas en Irak "volverán a casa para Navidad"
EE UU y Australia se disponen a firmar en julio la creación de una gran base de entrenamiento de las tropas norteamericanas en el extremo norte del país. "No hay duda de que existen campos de entrenamiento de terroristas y células operativas cerca de nuestras costas y esto exige que estemos preparados para cualquier eventualidad", afirman fuentes diplomáticas. Canberra pidió en mayo a los australianos residentes en Yakarta que abandonaran la capital indonesia ante las evidencias de que han sido designados "objetivos" de los ataques de Al Qaeda en ése y otros países de mayoría musulmana.
Todavía traumatizada por el atentado de Bali (Indonesia) el 12 de octubre de 2002, en el que murieron 202 personas, 88 de ellas australianos, el Gobierno conservador de John Howard apoya la nueva estrategia del Pentágono sobre creación de unidades móviles entrenadas con los métodos más modernos y dotados del último armamento para hacer frente al terrorismo. En este sentido, respalda que Washington establezca en Queensland su base de entrenamiento para las fuerzas móviles de EE UU en el Pacífico.
Los laboristas no se oponen a facilitar un centro a las tropas norteamericanas, pero lo condicionan a que no haya soldados de EE UU estacionados de "forma permanente en suelo australiano". Los laboristas rechazan que esta colaboración pase por mantener tropas australianas en Irak y aseguran que si gana las elecciones (pueden celebrarse en otoño) los soldados "volverán a casa por Navidad".
La promesa electoral de Mark Latham, que según los últimos sondeos aventaja a Howard, desató las iras de Washington. George W. Bush la calificó de "desastrosa" durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el 4 de junio, y aseguró que la retirada de las tropas australianas envalentonaría a los terroristas. Pero el líder laborista insiste en que las tropas se enviaron "por razones que no son verdad" y, aunque se declara un firme partidario de la alianza con EE UU, señala que se reserva el derecho a discrepar en cuanto a la política en Irak. Numerosos políticos y analistas australianos consideraron las palabras de Bush una "injerencia sin precedentes" en los asuntos internos de Australia.
Según fuentes gubernamentales consultadas por este periódico, la propuesta laborista es "vaga y difícil de cumplir", ya que las tropas australianas en Irak se han reducido desde los casi 2.500 efectivos enviados durante la guerra, a los 850 que hay en la actualidad, incluidos los de apoyo logístico estacionados en Kuwait y en un navío en el golfo Pérsico.
Los soldados australianos en Irak cumplen misiones de protección de los diplomáticos de ese país, de control aéreo en el aeropuerto de Bagdad y de entrenamiento de policías y patrullas guardacostas iraquíes. También hay una parte adscritos a la sede del cuartel general de la coalición.
"Los terroristas atacan a Occidente por sus valores, no porque estemos en Irak", añaden las fuentes, que apuntan a Filipinas, Indonesia y sobre todo a países del Pacífico desestructurados, como las islas Salomón, como focos de radicalización en los que Al Qaeda tiene su caldo de cultivo.
Por el contrario, el director de estudios de terrorismo en la Universidad Nacional Australiana, Clive Williams, señala que Australia aparece cada vez más frecuentemente en los documentos de Al Qaeda debido a su participación en la guerra de Irak. Cita como ejemplo el manual de 11 páginas colocado en la red a principios de mayo y supuestamente escrito por Abdulaziz al Mokrin, líder de la organización terrorista en Arabia Saudí. En ese documento se insta a los indonesios a atacar a los australianos, que aparecen en la lista de "objetivos humanos" a combatir después de estadounidenses, británicos y españoles.
Australia no puede renunciar ni a su geografía, que se vuelca en Asia, ni a su historia, que la vincula a Occidente, sostiene el primer ministro al señalar que es preciso combatir el terrorismo islámico a través de la cooperación con sus vecinos y con Occidente.
Para Estados Unidos, "es más vital que nunca" mantener una "estrecha cooperación" con los aliados en el Pacífico. "No queremos a nuestros soldados donde la gente no los quiere", dijo el secretario de Estado Donald Rumsfeld durante la visita realizada a principios de mes a Singapur en la que trató con su homólogo australiano, Robert Hill, la apertura de la base de Queensland, que se englobaría en la estrategia del Pentágono de cambio en la distribución de sus tropas en el exterior, que antes obedecían a la guerra fría y ahora deben de amoldarse a un mundo cambiante en el que la amenaza procede del terrorismo, lo que supondrá una drástica reducción de las tropas estacionadas en Alemania y Corea.
En la actualidad, EE UU no tiene bases en Australia pero cuenta con el importantísimo complejo de comunicaciones de Pine Gap, situado en un desierto y que sirve como estación terrestre para los satélites militares de vigilancia y comunicación.
Australia, que también ha enviado tropas a Afganistán, mantiene con frecuencia maniobras militares conjuntas con Estados Unidos y pone al servicio de éstas sus instalaciones.
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