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ESTRENO | 'Liberdade'

Margarita Ledo apuesta por la utopía en su primer documental

La directora reconstruye el secuestro en 1961 del buque 'Santa María'

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que las utopías eran la única opción para derrotar a los dictadores. El documental Santa Liberade, la primera película de la gallega Margarita Ledo Andión (Terrachá, 1951), rescata del olvido el envite de unos idealistas a las dictaduras de Francisco Franco y del portugués António de Oliveira Salazar. La madrugada del 21 de enero de 1961, el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) -un grupo de antifascistas españoles y portugueses- asaltó en alta mar el trasatlántico Santa María, al que rebautizaron con el nombre que da título al filme, Santa Liberade. El barco cubría una de las rutas típicas de la emigración, de Galicia a Venezuela.

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Con su acción, los secuestradores querían llamar la atención de los medios de comunicación sobre la ilegitimidad de los regímenes dictatoriales de España y Portugal. La directora reúne en el documental a tres de los asaltantes -Camilo Mortagua, Víctor Velo y Federico Fernández-, muy cercanos a los cabecillas de aquella tentativa a favor de la democracia, a la que llamaron Operación Dulcinea. "La suya es la historia de una utopía. Con muy pocos medios, realizaron una acción que describe toda una época de ensueño. Sin ser conscientes, hicieron una auténtica performance histórica", explica Ledo: el viaje del Santa Liberade duró 13 días, sin que se alterase la vida de los pasajeros. Desgraciadamente, en la toma del buque murió un oficial, suceso que acabaría acelerando los acontecimientos. La Compañía Colonial de Navegación, naviera portuguesa propietaria del trasatlántico, pidió ayuda al Gobierno estadounidense para descubrir el rumbo del barco.

John F. Kennedy, recién elegido presidente de Estados Unidos, informó el 27 de enero de 1961 sobre su localización, próxima a la desembocadura del Amazonas. Envió allí a una flota para que lo vigilara, aunque se negó a dar la orden de abordaje. Prefirió agotar todas las posibilidades de negociación. "Su actitud dialogante contrasta con el talante de la actual Administración estadounidense. Aquéllos eran los Estados Unidos herederos de la política del New Deal del presidente Roosevelt, una nación que apostaba por mantener con los demás países una relación de buena vecindad. Eso es hoy algo impensable. El filme es también una reivindicación de aquel país tolerante", afirma.

Gracias a la intervención de Kennedy, aumentó el seguimiento mediático de la peripecia. El objetivo de los antifascistas estaba cumplido: su acción ocupaba la portada de todos los periódicos.

Aunque la prensa española calificó lo sucedido como "un acto de piratería de un grupo de facinerosos", los periodistas extranjeros escribieron una versión muy distinta. "A partir de su localización, los medios internacionales acompañaron al barco con una gran simpatía. Los periodistas defendían que aquélla era una acción a favor de la democracia. Los asaltantes rompieron así el silencio en torno a Franco y Salazar", comenta. Tras una negociación con emisarios estadounidenses, el DRIL entregó el barco a cambio de asilo político en Brasil, donde acabaría disolviéndose por desavenencias internas.

Manifestación fascista en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, que aparece en el filme.
Manifestación fascista en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, que aparece en el filme.ARCHIVO PACHECO
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