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Reportaje:

"Si tenemos que cerrar, cerraremos"

Inquietud entre los restauradores, sobre todo de los locales pequeños, por la obligación de crear zonas para no fumadores

Sorpresa e inquietud. Los restauradores están preocupados por cómo se llevará a cabo el anuncio del Gobierno catalán de obligar a separar los locales en zonas de fumadores y no fumadores, sobre todo los más pequeños, a partir del año que viene.

"Si tenemos que cerrar, cerraremos". Así de tajante se pronuncia Miguel, propietario de un restaurante en el barrio barcelonés de Gràcia, mientras enciende un cigarrillo. Los 11 metros de largo por 4 de ancho de su establecimiento hacen técnicamente difícil que pueda dividir en dos zonas el local, una para fumadores y otra para no fumadores. "Son 11 mesas. ¿Qué hago? ¿Encierro dos entre mamparas y les pongo un extractor? ¿Y quién me paga las obras?".

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Consenso es lo que pide el presidente del Gremio de Restauración de Barcelona, Gaietà Farràs, y, sobre todo, que la prohibición de fumar llegue en último lugar a la restauración. "No estamos a favor de una regulación normativa del tabaco, sino de medidas de concienciación. Una norma que obligue a tener una parte del espacio reservado para no fumadores nos complica la gestión", afirma Farràs. El presidente del gremio barcelonés subraya la tipología de los locales catalanes. De los 40.000 establecimientos de restauración que existen en Cataluña, 12.000 son solamente restaurantes y, de ellos, sólo un millar superan los 300 metros cuadrados. El histórico bar Zurich, en la plaza de Catalunya, no tiene, por ejemplo, problemas de espacio. "Simplemente se trataría de habilitar unas mesas para no fumadores", explica su propietario.

El presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería y Restauración de Cataluña, Joan Molas, destaca que en los establecimientos pequeños será difícil aplicar la normativa por un problema de espacio. No es el caso de los grandes locales. Son ya varios los restaurantes catalanes que, sin que la ley lo dicte, en el momento de solicitar una mesa ya preguntan al cliente si prefiere el área de fumador o la de no fumador.

"Todo depende del tipo de establecimiento. En un local pequeño o un bar de noche, es absurda esta normativa", explica Paco, propietario de un restaurante del Born barcelonés. "En un comedor de restaurante grande sí separaría las dos zonas. Pero en mi pequeño local, cuando alguien me pregunta dónde está la zona de no fumadores, le digo que puede no fumar donde quiera", agrega Paco.

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Farràs, sin embargo, considera que se ha hecho muy poco en los últimos años para concienciar a los restauradores catalanes para que impongan medidas voluntarias contra el tabaco. "Se hizo una campaña hace tres años y ya está. Ha faltado una continuidad en la norma voluntaria".

La Federación de Hostelería de las Comarcas de Girona (FHCG) lamenta también haber conocido las intenciones del Gobierno por los medios de comunicación. El presidente de la FHCG, Antoni Escudero, ha escrito una carta a los asociados en la que expresa que será "muy difícil aplicar la normativa en bares y restaurantes que ya funcionan". Una medida de este tipo tiene que contar con el consenso del sector, asegura Escudero, que añade que si se saca adelante deberá tener algún tipo de subvención.

Miguel, del restaurante de Gràcia, no piensa en la subvención. Él es fumador y a sus clientes les gusta fumar un puro después de comer. "No somos americanos, hombre". Mientras habla, Miguel señala una revista especializada en restauración y lee en voz alta un dato: "Nueva York, por ejemplo, inició su cruzada contra el tabaco en 2003 y la prohibición fue muy contestada. Un año después, el 97% de los establecimientos sigue las restricciones".

Faustino es propietario de un bar cafetería en la Rambla de Catalunya. Despacha 60 menús al día y más del 50% de sus clientes son fumadores. "Creo que vendrá de los propios clientes, que tomarán conciencia de que no se puede fumar para no molestar al resto".

El consenso que busca la Generalitat podría ser más fácil en lo que afecta a los centros de trabajo. Al menos, así lo han dado a entender las patronales Fomento del Trabajo y Pimec-Sefes. Ambas se han mostrado de acuerdo con el anuncio de la Generalitat de prohibir el tabaco y han anunciado su voluntad de colaborar en el proceso de consensuación de la ley. "En cuestión de salud pública, las empresas se adaptarán de la mejor manera posible a lo que diga la normativa", señalan fuentes de Fomento. Maria Àngels Agulló, portavoz de Pimec-Sefes, considera que una ley como la que quiere la Generalitat sería positiva porque acabaría con "los enfrentamientos que se producen en muchos centros de trabajo entre fumadores y no fumadores".

Un pitillo tras la comida

Es innegable que el hábito de fumar está arraigado en Cataluña. Existen cerca de dos millones de catalanes que fuman un cigarrillo después de una comida. En el caso de bares y restaurantes, tanto la consejera Marina Geli como el director de Salud Pública, Antoni Plasencia, han admitido la dificultad que supondrá la aplicación de la nueva ley en locales de reducidas dimensiones y han anunciado que se buscarán soluciones flexibles.

Pese a ello, el director de Salud Pública se mostró partidario de primar el respeto por los no fumadores, y por tanto, prohibir el tabaco en aquellos locales en los que no sea posible crear zonas diferenciadas por su limitada superficie.

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