Empresarios
Los empresarios valencianos están reivindicativos. Convocados en Alicante por el ex consejero Cartagena, representantes de las principales asociaciones empresariales le han pedido al presidente Camps "hechos concretos" y una agenda de prioridades ante la difícil situación en que se encuentra la economía valenciana. Y, sobre todo, reivindicar con firmeza, ante el Gobierno del PSOE, el trasvase del Ebro, el AVE y las inversiones necesarias en el aeropuerto de El Altet. Por lo que se refiere al trasvase, el Ejecutivo ya ha dicho lo que tenia que decir. En cuanto al AVE y al aeropuerto alicantino, son dos proyectos que durante mucho tiempo han dependido de la voluntad del PP. Es decir, de Zaplana en Valencia y de Álvarez Cascos en Madrid. Por lo visto hasta ahora, ambos políticos no pusieron mucho empeño en dar satisfacción al empresariado valenciano. Zaplana, ya es sabido, andaba más preocupado en sus inversiones megalómanas y en su promoción política madrileña que en atender las peticiones empresariales y otras peticiones del vecindario municipal y espeso. Eso sí, prometer prometía lo que se le pusiera por delante. De haber cumplido, el tren de alta velocidad se pondría en circulación el año próximo, el 2005. Pero ya ven ustedes en qué situación se encuentran las obras. Ni para el 2007, con motivo de la Copa del América, tendremos AVE. Ahora, los empresarios le piden a Camps que reivindique con firmeza ante el Gobierno. Y no sólo eso. El alcalde de Alicante propuso actuar, según dijo, con el lenguaje que mejor entienden los socialistas: la presión social y la protesta en la calle. "Hay que cortar la Avenida de La Castellana y reclamar a base de pancartas al nuevo Ejecutivo". No estaría mal, ciertamente. Y ya, de paso, podrían aprovechar el viaje para manifestarse ante el domicilio de Zaplana, que vive en la misma Castellana, para agradecerle los servicios prestados al País Valenciano y la buena administración que hizo de los fondos públicos. Gracias a ello, Camps se ha encontrado con las arcas saneadas y podrá llevar a cabo sus proyectos de gobierno. Por ejemplo, y sin ir más lejos, cumplir su promesa electoral de inaugurar cada semana un colegio.
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