"India evoluciona como lo hizo la sociedad española"
Una India que se debate entre su fidelidad a las tradiciones ancestrales y los destellos del progreso, con un sistema de castas aún vigoroso y un lento avance en el papel de la mujer, sirve de paisaje para las historias de la escritora india Anita Nair. La autora se dio a conocer en todo el mundo con su exitosa El vagón de las mujeres, que era en realidad su segunda novela. La primera, Un hombre mejor, escrita dos años antes, se presenta ahora en España, publicada como aquélla por Alfaguara. Nair, que participa en el Fórum de Barcelona, ve coincidencias entre el lento avance de la sociedad de su país y el que se produjo en España hace unos años. "La sociedad española y la italiana han vivido un proceso parecido al que se está viviendo en India", asegura.
"Compré mi libertad para dedicarme a la literatura y que nadie me dictara qué escribir"
Nair plantea la coincidencia cuando habla de la debilidad de la situación de la mujer india frente al hombre en caso de divorcio. "Si lo solicita, se la considera débil", indica la escritora. "En una sociedad que sigue primando su dimensión de madre, la esposa separada sufre casi invariablemente la pérdida de custodia de los hijos. Ante el riesgo de perderlos y dada su débil situación económica, muchas se resignan a su suerte y dan la espalda al divorcio". Nair se siente cómoda hablando de estos temas -a pesar de una afección de garganta que le lleva a escribir las respuestas, o a seleccionarlas de un repertorio de frases manuscritas con anterioridad a la entrevista, consciente de que ciertos asuntos aparecerían de modo inexorable en los cuestionarios de los periodistas-. Le gusta el debate, el intercambio de ideas, y por eso aplaude iniciativas como el Fórum. "Es importante que se lleven a cabo este tipo de eventos para que los países puedan relacionarse, que sus pensamientos e ideas no queden aislados", afirma.
Pero en su literatura no acepta más compromiso que el de su propio deseo de contar, buscar una voz propia y llegar al lector. "Desde siempre quise ser escritora", afirma Nair, que antes de dedicarse profesionalmente a los libros fue periodista y publicista. "La publicidad me permitió ganar dinero. Así compré mi libertad para poder dedicarme a la literatura. A partir de ahí, nadie podía dictar lo que debía escribir. Vendí mi alma a la publicidad, pero nunca lo haría a la escritura", dice con la resolución de quien se ha trazado un plan meticuloso y piensa llevarlo a cabo hasta el final. Y así, el país en que nació y sus circunstancias le sirven como telón de fondo para contar historias con vocación de universalidad.
En Un hombre mejor, el protagonista es un jubilado de 58 años que, después de 30 años de voluntario exilio, regresa a la casa paterna para acabar allí sus días. Los recuerdos y los fantasmas del pasado, los mismos que le han impedido llevar las riendas de su vida, aparecen con más fuerza que nunca entre las paredes de una gran vivienda que nunca sintió como su hogar. La tiranía de su padre, la trágica debilidad de su madre, su propia cobardía se proyectan como una densa sombra sobre el jubilado y le impiden ser feliz. Sólo dándose cuenta de la necesidad de vivir su propia vida, desligándose de toda atadura, podrá conocer la alegría. "Creo que la individualidad es más importante que la sociedad. Cada uno debe tener la fuerza para defender su propio criterio", señala la autora, exponiendo la auténtica tesis del libro. "Cada obra de arte debe provocar una emoción residual", asegura Nair. Y la emoción que ella pretende que perdure tras la lectura de su libro es la de la esperanza. "La esperanza de que la vida tiene mucho más que ofrecer de lo que pensamos, la esperanza de que nunca es tarde para cambiar, la esperanza de que la felicidad está ahí, aguardando a que la alcancemos".
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