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LA POSGUERRA DE IRAK

Ofensiva de Bush para intentar mostrar que Irak está bajo control

La cárcel de Abu Ghraib será destruida después del 30 de junio

El presidente George Bush, en el periodo más complicado desde que llegó a la Casa Blanca y con una reelección muy amenazada, abrió anoche una nueva ofensiva para tratar de transmitir la idea de que tiene una estrategia clara para Irak. "Vamos a perseverar, a derrotar a nuestros enemigos y a mantener este terreno tan duramente ganado en el campo de la libertad", dijo el presidente en un discurso.

Televisado en la hora de máxima audiencia desde la Escuela Superior del Ejército en Carlisle, Pennsylvania, este discurso es el primero de una serie.

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Entre las medidas anunciadas, Bush dijo que, de acuerdo con el nuevo Gobierno iraquí, se dinamitará la cárcel de Abu Ghraib, escenario de las torturas de presos iraquíes a manos de soldados estadounidenses. "EE UU financiará la construcción de una prisión moderna de máxima seguridad para instalar allí a los presos. Después, con la aportación del Gobierno iraquí, demoleremos la cárcel de Abu Ghraib como símbolo del renacimiento de Irak".

Con unos índices de popularidad que rozan límites muy peligrosos, el presidente necesita invertir la marea de la opinión pública y convencer a los norteamericanos de que los muertos y heridos no han caído en vano. "La tarea de EE UU en Irak no es sólo la de derrotar a un enemigo, es la de dar fuerza a un Gobierno amigo, libre y representativo que sirva a su pueblo y que luche por él. Cuanto antes logremos este objetivo, antes habrá terminado nuestro trabajo", dijo Bush, sin dar una fecha para la retirada de las tropas, en consonancia con el proyecto de resolución presentado ayer en la ONU.

El presidente, que necesitó maquillaje extra para disimular las magulladuras de su caída de bicicleta el sábado, habló de una nueva estrategia para Irak. La cuadratura del círculo que busca es que Irak no sea su tumba electoral, ni por tener a los soldados allí ni por retirarlos a toda prisa. Bush trazó un panorama en el que presentó en estos términos el reto de EE UU en Irak: "La historia se mueve, y avanzará hacia la esperanza o avanzará hacia la tragedia".

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Lo que hace falta saber ahora es si esta estrategia y su aplicación son suficientes para una situación que ha empeorado enormemente en los últimos meses. La Casa Blanca ha entendido que debe actuar rápidamente, porque los despropósitos de la posguerra han dividido a los republicanos y despertado críticas generalizadas entre la población.

En el mes de mayo, el presidente ha visto cómo, por primera vez desde que llegó a la Casa Blanca, en enero de 2001, hay más gente crítica con su labor que favorable. Según las encuestas, el nivel de apoyo oscila entre el 41 y el 46%. El sondeo de la CBS publicado ayer aseguraba que hay un 52% de norteamericanos descontentos con la política de Bush, un porcentaje que asciende al 61% cuando se trata de Irak.

[Por otra parte, un responsable del Pentágono declaró que están buscando un sustituto para el general Ricardo Sánchez, comandante de las fuerzas terrestes de ocupación, pero que su reemplazo no tiene nada que ver con el escándalo de Abu Ghraib, informa France Press].

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