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Las 'líneas rojas' británicas

Éstas son las llamadas líneas rojas británicas en la negociación de la Constitución europea:

- Fiscalidad. Debe seguir siendo competencia nacional y cualquier acuerdo en Bruselas ha de ser unánime. "La fiscalidad forma parte del contrato que el ciudadano firma con el Estado, no del contrato entre el ciudadano y Bruselas", explica Denis Macshane, ministro británico para Europa.

- Carta de Derechos Fundamentales. Aunque Londres la apoya, exige garantías de que nunca tendrá preeminencia sobre la ley británica para impedir que pueda ser utilizada para reforzar los derechos laborales y menoscabar así los principios de flexibilidad que defiende el Nuevo Laborismo.

- Cooperación judicial. Aunque quiere más cooperación a nivel europeo en la lucha contra el crimen y defiende, por ejemplo, una orden de detención europea, Londres rechaza las propuestas de cooperación en materia penal, alegando que su sistema legal choca con el sistema legal continental.

- Exterior y Defensa. Defiende la expansión y fortalecimiento de ambas políticas, pero manteniendo siempre el derecho de veto. "Como hemos visto en Kosovo, en África o en Irak, a veces hay que enviar soldados que arriesgan la vida y eso no se puede decidir por un voto por mayoría en Bruselas", advierte Macshane.

- Seguridad Social. Se ha de mantener el derecho de veto en la coordinación de los regímenes nacionales de la Seguridad Social.

- Cooperaciones reforzadas. Todas las decisiones han de ser por unanimidad, incluso las que tomen sólo los países que participen en una cooperación reforzada.

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