Israel mata a 20 palestinos en la mayor operación contra Gaza desde 1967
Arafat califica de "crimen de guerra" las demoliciones en el campo de refugiados de Rafah
En lo que supone el mayor despliegue del Ejército israelí en Gaza desde la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel lanzó ayer la Operación Arco Iris en el campo de refugiados palestinos de Rafah, al sur de la franja, con el objetivo, según las autoridades israelíes, de destruir las instalaciones y capturar a los militantes de los movimientos radicales palestinos presentes en la zona, donde se amontonan en precarias condiciones unas 100.000 personas. Al menos 20 palestinos resultaron muertos y más de medio centenar heridos, entre ellos tres niños.
La tensión, la confusión y el miedo se mezclaron con los sonidos de los disparos, las sirenas, los motores de las excavadoras y los gritos de militares israelíes, milicianos palestinos y civiles que trataban de escapar del caos. Ayer de madrugada, un helicóptero Apache disparó un misil contra destacados cabecillas palestinos, según la versión israelí, y cerca de una mezquita, según la palestina. Cuatro personas murieron, tres milicianos y un civil palestino. Fue el comienzo del ataque militar. Al menos en otras dos ocasiones dispararon los helicópteros contra diferentes objetivos. A continuación, las excavadoras procedieron a sellar, levantando barreras de arena y cavando fosos, la barriada de Tel al Sultán, donde viven unas 30.000 personas y donde los pelotones de soldados israelíes buscan a destacados jefes del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y de otras organizaciones radicales palestinas. En la operación participan al menos un centenar de carros de combate y excavadoras.
Con los tiroteos comenzaron a llegar los heridos y los muertos al dispensario de Rafah, que pronto se vio colapsado y con las reservas de sangre agotadas. Centenares de personas trataban de abandonar la zona con sus pertenencias. En los puntos de control instalados, militares israelíes permitían la salida comprobando antes las identidades, pero no dejaban entrar a nadie.
Entre los fallecidos figuran dos hermanos, un chico de 11 años y una muchacha de 15, que murieron por disparos israelíes cuando se encontraban en la azotea de su casa. Fuentes palestinas aseguraron que las ambulancias no pudieron llegar hasta ellos hasta pasadas tres horas. Desde Ramala, el presidente palestino, Yasir Arafat, calificó de "crimen de guerra" la ofensiva israelí. La Liga Árabe habló de "limpieza étnica". Por su parte Dore Gold, consejero del primer ministro israelí, Ariel Sharon, subrayó que Israel ejerce el "derecho de autodefensa" ante lo que supone el almacenamiento de armas en Rafah, empleadas para actuar contra Israel.
A última hora de la noche de ayer, se oyó una fuerte explosión cerca de un asentamiento judío en Gaza, sin que se tuviera noticia de muertos o heridos. Horas antes, en Rafah, militantes de Hamás, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa y Yihad Islámica colocaban bombas trampa y disparaban con armas automáticas y granadas autopropulsadas contra los militares israelíes que se aventuraban por los callejones. Sus organizaciones anunciaron que los israelíes tendrían que combatir "casa por casa" para capturarles. En la primera fase de la operación los israelíes han tratado de evitar ese tipo de lucha, algo a lo que los jefes militares sobre el terreno se muestran reacios, ya que podría causar numerosos muertos en las filas israelíes. Las excavadoras trataban ayer de crear amplios corredores por los que las tropas pudieran entrar y replegarse con un mínimo de seguridad, lo que implicaba el derribo de 150 viviendas.
El jefe del Estado Mayor israelí, Moshe Yaalon, presente ayer en Gaza, aseguró que el Ejército había tenido que intervenir en Rafah porque el campo se había convertido en "una autopista para los terroristas" y subrayó que sólo se derribaban las viviendas cuando era esencial para la operación militar. La búsqueda de milicianos en Tel al Sultan -que está al norte de Rafah, esto es, alejado de la frontera con Egipto- supone una nueva estrategia israelí en el intento de descabezar a las organizaciones radicales palestinas. Tras el asesinato -o la amenaza permanente de hacerlo- sobre los máximos líderes, ahora se trata de eliminar al segundo escalón en la cadena de mando, la que verdaderamente controla a día de hoy a los milicianos que cometen los ataques contra los militares y los atentados contra los civiles. Nunca desde hace 37 años Gaza había sido escenario de semejantes combates. En 2001, Israel lanzó una acción similar -la Operación Escudo Defensivo- en Cisjordania, donde se produjo el asedio de Arafat en su cuartel de Ramala y la crisis de la basílica de la Natividad en Belén. Entonces Gaza quedó al margen.
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