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Francia afirma que cuatro países europeos preparan una política económica común

El ministro francés de Economía, Nicolas Sarkozy, aseguró ayer que Francia, Alemania, Reino Unido y Bélgica están preparados para "armonizar sus previsiones macroeconómicas, concertar la evolución de los sistemas fiscales y promover iniciativas a favor de la investigación y del empleo", de cara a los presupuestos estatales del año próximo.

La iniciativa tiende a llenar un vacío en Europa, "que es hoy un mercado único, una moneda única, un banco central único pero, desgraciadamente, no tiene una política económica común", recalcó Sarkozy en unas largas declaraciones realizadas al diario Le Figaro. También le parece pertinente la regla de mantener los déficits públicos por debajo del 3% del producto interior bruto (PIB), siempre y cuando no se aplique año por año, sino al conjunto de un ciclo: a juicio del ministro francés de Economía, "lo preocupante es mantenerse en déficit todo el ciclo, no en uno o dos ejercicios".

No sería justa la crítica de que sólo pretende salvar a su país -el déficit de Francia alcanzó el 4,1% en 2003-, porque Sarkozy ha emprendido una batalla interna, muy visible, para disciplinar a sus colegas del ejecutivo. Por razones que, evidentemente, tienen que ver con su propia reafirmación en el poder, Sarkozy ha puesto a los otros 42 ministros del Gobierno de París entre la espada y la pared, anunciándoles recortes presupuestarios a todos ellos en 2005.

El problema grave de Francia es que los gastos del Estado superan en un 20% a los ingresos. "Desde hace 23 años, todos los gobiernos sucesivos han presentado presupuestos deficitarios", explica en el periódico francés Sarkozy, quien remacha: "Yo estoy aquí para poner orden en las finanzas públicas".

Contra las 35 horas

Nombrado responsable de Economía y Finanzas del Gobierno hace menos de dos meses -antes había conducido a paso de carga el Ministerio del Interior- Sarkozy ha declarado también la guerra a la jornada laboral de 35 horas semanales, si bien ataca por los flancos y no de frente, intentando convertir la jornada laboral en una opción a la carta.

Las empresas y la Administración han de organizarse para mantener las 35 horas a los empleados que lo consideren una conquista social, pero los que quieran trabajar más deben poder hacerlo.

El presidente Jacques Chirac no ha reaccionado en público al intento de Sarkozy de cerrar los cordones de la bolsa, pero sí comentó ayer la necesidad de cambiar el sistema de las 35 horas por medio de la "concertación social", temeroso de añadir un motivo más de malestar popular. "Uno puede imaginarse muy bien" que en el "diálogo y la concertación" entre los interlocutores sociales se encuentren "ajustes legales" en las 35 horas, manifestó Chirac.

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