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Familiares de 30 fallecidos del Yak-42 se someten hoy en Turquía a pruebas de ADN

El viaje a Estambul, organizado por el Ministerio de Defensa, se realizó en un avión militar

Anoche llegaron a Estambul. El avión que los trajo desde Madrid apenas tardó cuatro horas en cubrir el trayecto, pero su viaje dura ya casi un año. El 28 de mayo de 2003, dos días después del accidente, un hombre de unos 60 años le preguntó al entonces ministro de Defensa, Federico Trillo: "¿Y quién nos garantiza que nuestros hijos están ahí? ¿Quién nos asegura que no se los están comiendo los cuervos en Turquía?". Aquella duda se fue agrandando con el tiempo. Los familiares de los 62 militares muertos en el accidente del Yakovlev 42 siguen dudando de que la identificación de los cadáveres se hiciera correctamente. Por eso llegaron ayer a Estambul.

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Los familiares se someterán a unas pruebas de ADN que les aclaren la verdad. Por dura que ésta sea. Antes de que el avión, fletado por el Ministerio de Defensa, partiera ayer de la base aérea de Torrejón de Ardoz, Carlos Ripollés, el presidente de la asociación que agrupa a 40 de las familias, insistió una vez más: "Algunos cuerpos no fueron correctamente identificados" ¿Cuáles? Esta es la duda que corroe a las familias.

Una duda que llevan intentando despejar desde hace un año, sin apenas colaboración del anterior Gobierno, del PP, que se opuso reiteradamente a la creación de comisiones de investigación y que, según los familiares, adoptó una actitud distante. Un desencuentro, el de Trillo y las familias de los militares fallecidos, que se remonta a la fecha del accidente.

Los familiares acusaron entonces al titular de Defensa de intentar poner sordina a la tragedia enterrando precipitadamente a las víctimas. Durante el funeral, los familiares acusaron al ministro de haber desoído las reticencias que algunos de ellos habían expresado ante la mala situación de los aviones alquilados. Se oyeron cosas tremendas "¡Trillo, asesino! Has matado a nuestros hijos por un puñado de pesetas. Tú sí que fuiste a Turquía en un avión de puta madre y no en esa chatarra. Y ahora vienes aquí para hacerte la foto. ¡Eres un sinvergüenza!"

Desde entonces, la relación de las autoridades y de los familiares fue de mal en peor. Uno de los últimos episodios se vivió durante la pasada campaña electoral, cuando el todavía presidente del Gobierno, José María Aznar, acusó a las familias de dejarse manipular por el PSOE. La situación se desbloqueó tras las elecciones. El nuevo titular de Defensa, José Bono, quiso que su primera reunión tras tomar posesión del cargo fuese precisamente con los familiares de las víctimas. Se comprometió a conceder pensión a las cuatros viudas de hecho a las que el Gobierno del PP se las había negado y encargó a su jefe de gabinete, Roberto López Fernández, que agilizara las gestiones con el Gobierno de Turquía para practicar las pruebas de ADN a los familiares que lo solicitasen.

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Ripollés declaró ayer: "Comenzamos el camino hacia la verdad, que es el viaje que tenía que haberse realizado hace casi un año". Un camino que puede resultar muy duro. Hay sospechas de que al menos ocho de los 62 militares fallecidos en el accidente han sido enterrados con identidades erróneas. Este dato, publicado ayer por El Heraldo de Aragón, se obtiene tras cotejar los datos de las autopsias practicadas en Turquía con la información del reconocimiento de los cadáveres que Defensa facilitó a las familias.

El número que Defensa asignó a la necropsia de los fallecidos -y que envió por escrito a los familiares- no se corresponde con el que les otorgó el sumario de Turquía con indicios que inequívocamente eran de los fallecidos, como anillos con inscripciones que portaban las víctimas.

Las dudas sobre el proceso de identificación de los cadáveres se incrementaron tras conocerse un acta de la fiscalía turca, según la cual pocas horas antes de la repatriación a España sólo 30 de los 62 cuerpos estaban identificados plenamente. Dicha acta permitió conocer también que en Estambul se guardaban muestras de tejido de las víctimas, lo que hacía posible el cotejo del ADN con el de las familias. Una circunstancia que éstas ignoraban. Durante toda la mañana de hoy, 37 familiares, emparentados con 30 de los militares fallecidos, se someterán a una prueba analítica en el Instituto de Medicina Forense de Estambul.

Los familiares regresarán esta misma tarde a España. Saben que dentro de una semana, cuando las autoridades turcas les remitan los resultados, se abrirá otra etapa, también muy dura. ¿Qué hacer si se confirma que los militares fueron enterrados con identidad errónea? "Imagínese", declaró anoche tras aterrizar en Estambul el padre de uno de los fallecidos, "hasta qué punto nos ha hecho sufrir la mentira para preferir una verdad que puede ser tan terrible, pensar que no hemos enterrado a nuestro hijo".

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